Como lo he contando en mis relatos anteriores mi fascinación por sentirme una hembra de verdad ha ido en aumento cada día.
En esta ocasión les contaré mi encuentro con mi «nuevo» amante llamado Jorge.
Jorge se ha convertido en mi más entusiasta confidente, a él le cuento mis deseos y fantasías, gusta de escucharme atentamente y me anima a realizar todo aquello que me gustaría experimentar.
En una ocasión que platicábamos en el chat y de cuándo nos volveríamos a ver para pasar un rato agradable, él me preguntó: ¿Y ahora… qué se te ocurre hacer? A lo que le respondí, bueno, mira… siempre hemos hablado de lo que me gustaría hacer, pero… ¿y tú? ¿acaso tú no tienes fantasías que quisieras hacer realidad?
Supongo que lo tomé de sorpresa o no se imaginó que le preguntara algo así, por lo que, dudando un momento, me dijo: sí, claro… tengo fantasías y deseos que quisiera cumplir.
Pues dime, le repliqué… siempre hablamos de lo que quiero yo, pero nunca de lo que quieres tú, así que, dime cuál es o cuáles son tus fantasías…
Me dijo: Una de ellas es imaginarme estar dormido y que llegas tú y me despiertas con una rica y deliciosa mamada. Quisiera sentir tus labios pintados de putita en la punta de mi verga y me hagas gozar hasta que me pueda venir en tu deliciosa boca.
Le respondí con una sonrisa y agregué: A mi me gustaría cumplir tu fantasía.
Acordamos vernos tres días después en su departamento, estando en él me transformé en la nenita que me gusta ser y, además, me pulí para maquillarme de manera sexy y coqueta a lo que Jorge agradeció brindándome un silbido de admiración. «Qué rica te ves, mi amor» exclamó.
Bueno, ya que me tienes aquí a tu disposición hagamos realidad tu fantasía, así que… ve a tu recámara a acostarte que en seguida voy.
Con risas y miradas de deseo que nos dirigiamos los dos él se encaminó a su recámara, mientras que yo me miraba en un espejo y me repintaba los labios. Dejé pasar unos cinco minutos y me dirigí a su recámara.
Abrí despacio la perilla de la puerta y pude ver que Jorge se encontraba recostado en la cama casi desnudo, solo se había dejado los calzoncillos. Al verlo ahí, caminé despacio tratando de no hacer ruido con los tacones que traía puestos, el percibió mi cercanía y no pudo evitar sonreír.
Me acerqué a su oido y le dije: quedamos que ibas a estar dormido. Ambos sonreímos y fingió estar profundamente dormido.
Me recosté a su lado y acaricié su verga por encima de sus calzoncillos, él se movió un poco para que pudiera quitarle esa prenda. Al verlo desnudo completamente no pude evitar sentirme cachonda y ver cómo su verga se iba erectando al sentir que mis manos la acariciaban. Jorge no pudo evitar abrir los ojos y decirme: ¿sabes? me gustaría ver cómo tus labios pintados chupan la punta de mi verga. Le dije, pues no tienes por qué tenerlos cerrados, si quieres mirar simplemente hazlo y le sonreí.
Me dediqué a acariciar su verga, me encantaba sentir en mi mano la dureza de su miembro que poco a poco iba creciendo y poniéndose más duro. Al ver que su virilidad había crecido lo suficiente me puse más ardiente y, sin dudarlo, le estampé el primer beso en la puntita de su verga y le dejé completamente marcado la huella de mis labios. «Chiquita… exclamó, me gustaría tomar una foto de este momento». Hazlo si quieres, también a mi me gustaría tener un recuerdo de estos momentos. Tomó su celular y tomó dos o tres fotografías.
Al sentirme fotografiada y observada por él, provocó que me sintiera más cachonda e imaginarme ser una de esas chicas que aparecen en las películas porno y que disfrutan del sexo sin ninguna limitación, sentir esa sensación me causó un enorme deseo de ser una putita.
Jorge lo advirtió y me dijo: «amor, te siento tan caliente y tan puta que sé que ardes por mamarme la verga y hacerme gozar» «¿verdad que sí?»
Sí, mi amor.. le respondí y enseguida engullí esa enorme verga que Jorge me ofrecía.
Empecé a chupar su miembro con tanta desesperación que Jorge me contuvo diciéndome: «con calma, chiquita.. con calma… tenemos tiempo para eso y mucho más».
Tenía razón, en mi desesperación por mamar su verga de esa manera le iba a ocasionar que se viniera rápido y que nos perdieramos del placer que ambos buscábamos. Yo deseaba acariciar y mamar su rico miembro y mantenerlo durante mucho tiempo lo más erecto antes de que se viniera, y lo que él deseaba era sentir mis labios y mi boca en su virilidad y hacerlo gozar el mayor tiempo posible.
Así que me dediqué a besar, acariciar, lamer, chupar y mamar ese rico miembro masculino que tenía a mi disposición. Saberme observada por Jorge y sintiéndome cada vez más hembra estaba disfrutando como loca esos instantes, escuchar gemir a mi amante me provocaba esa sensación de sentime una hembra que estaba haciendo muy bien su labor de hacer gozar a su hombre.
Como Jorge sabía mi deseo de escuchar que me digan que soy una putita y que eso me pone a mil, empezó a decirme: «Así putita, así… mmmm.. que rico mama la verga chiquita… ahhhhh… realmente sabes cómo hacer gozar a tu macho… sigue.. sigue asi.. ahhhh… eres mi putita».
Por alguna razón que desconozco el sentirme así y que me digan así me pone más y más cachonda, por lo que seguí mamando y chupando su miembro viril mientras le pedía que siguiera diciendome lo puta que me sentía en ese momento.
«Sí, sí… te encanta sentirte puta, te pones tan ardiente y tan cachonda que te gusta disfrutar que te diga lo puta que eres… y sí amor.. sí… realmente te pones una puta y la manera en que me mamas la verga es tan rico y delicioso que serías capaz de hacer gozar a cualquier hombre… así, amor.. así… mmmmmm… chupas bien rico la cabeza de mi verga que parece que eres experta en dar estas mamadas… ahhhhhh…. siiiii..!!»
Ahhhhh… mmmm… sentir la verga de Jorge dentro de mi boca y succionando con mayor fuerza su rico miembro me hacía disfrutar cada instante, sentirme hembra y bien candente era justamente lo que deseaba. No pude evitar acomodarme enfrente de él y, parando las nalgas, seguí disfrutando de su verga que estaba a punto de estallar. Al verme en esa posición Jorge me dijo: «Ahhhhh… chiquita, que nalgotas tienes… mmmmmm… te ves tan rica y tan puta que quiero cogerte así».
Le respondí: ya habrá tiempo amor… ahora solo quiero hacerte disfrutar de una rica mamada y que te vengas en mi boca… estoy desesperada por saborear tu rica leche y saber que hice una gran labor dándote la mamada que querías recibir.
«Sí, sí… me dijo… tienes razón… quiero derramarme en tu boca y que te tragues toda mi leche… y que al momento de explotar decirte que eres una deliciosa y rica putita… mmmmmm….»
Al saber que me iba a derramar su leche en mi boca apresuré el movimiento de mi mano sobre su verga, mientras que mis labios seguían besando y succionando la punta de su miembro que estaba por estallar.
«Ya viene… ya viene»… alcanzó a decir cuando de repente pude sentir cómo su miembro se agitaba en mi mano y su cuerpo se arqueaba, abrí mi boca y recibí la primera eyaculación… ahhhhhhh… así, así… justo como lo quería… su verga empezó a derramar la leche y mi lengua acariciaba su puntita para que sintiera mayor satisfacción… Justo en ese momento pensé en lo puta que me convertía al mamar de esa manera ese rica verga y sentirme dispuesta a hacer gozar a cualquier hombre que quisiera hacerme sentir una hembra.
Jorge no deja de decir… así puta.. así… mmmmm… realmente sabes cómo mamar y hacer gozar a un hombre… ahhhh… eres puta.. muy putaaaa..!!
Mi mano recibió una buena cantidad de semen que logré sacarle a mi amante, al ver cómo su miembro seguía fluyendo de esa rica delicia, no pude evitar pensar que había hecho un gran trabajo y que, sin lugar a dudas, logré que mi amante disfrutara de esos instantes y, por supuesto, de mi satisfacción de sentirme una vez más la hembra que me gusta ser.
Espero que les haya gustado el relato y ojalá se hayan imaginado lo que yo sentí… hasta pronto.