Era un dia caluroso de esos que en el aire se siente el bochorno aún estando desnudo, yo estaba en el porche de mi casa en shorts y camiseta sin manga aburrido a mas no poder, asi que decidí salir a dar un paseo por el malecón en mi pick up para disfrutar la brisa del mar.
Llegué a un paraje donde la sombra de las palmeras me protegían de los rayos solares y me senté en el frente de la camioneta a ver el mar y sentir la brisa. En eso estaba cuando note que del mar salía un chaval de ésos que de no ser por su gran nariz y orejas bien podría ser modelo, porque que cuerpo amigos mios, traia unos shorts bastante holgados que por estar mojados se pegaban como una segunda piel a sus caderas, piernas e ingle.
Se sentó en la arena a unos cuantos metros delante de mi y comenzó a secarse con una lentitud que mas bien parecia que se masajeaba todo el cuerpo, pronto sentí por el espectáculo que crecía mi verga sin control, dado que bajo el pantaloncillo no llevaba nada, desde su lugar José (que después supe asi se llamaba) me observaba y supongo que avistó lo que se movia entre mis piernas, se fué acercando a pasos cortos y moviendo la toalla por su pecho.
José: Hola. . . descansando ?
Yo: Si. . . refrescandome bajo las palmeras y tu ?
José: Dandome un chapuzón despues de una jornada de ejercicio. . .te gusta lo que ves ?
Sorprendido por la inesperada pregunta, titubendo le respondi Si, yo soy de aqui asi que estoy acostumbrado al paisaje.
José sonriendo llevó su mano derecha al paquete que a estas alturas sobresalía como mastil de carpa de su traje de baño y agarrandoselo desde la raiz y los huevos me dijo «hablo de esto que no has dejado de mirar desde que sali del agua».
No esta mal le contesté, solo muchas veces las apariencias engañan.
Para entonces estaba casi pegado a mi y metiendo el dedo meñique en el elastico de sus shorts, bajo el frente dejando al descubierto una gran tranca que en posición de firmes parecia guiñar el ojo dejando escapar una gota de lubricante que la excitación habia producido.
Medía mas o menos 18 cm., gruesa, encapuchada casi totalmente la gran cabeza que semejaba una gran ciruela y ladeada a su derecha, supongo que por la costumbre de llevarla sobre ese lado todo el tiempo.
La tenía rozando mi rodilla y sin decir palabra, me arrodillé delante de aquella exquisites tomandola de la raiz y lentamente con los labios fui recorriendo la piel que cubria la roja cabeza y la mamé hasta sentir que fluian nuevas gotas de presemen que me supieron a gloria, José mientras tanto gemía y adelantaba sus caderas tratando de insertarla toda en mi boca, asi que dejé que entrara poco a poco hasta alcanzar mi garganta y sentir sus pelos en mi nariz y los huevos peludos rozandome la barbilla, una vez alcanzado su objetivo, moví mis manos hacia sus redondas nalgas y sobandolas efusivamente llevé el ritmo de sus embestidas primero lentas y poco a poco subiendo el ritmo, al sentir que sus huevos se tensaban para espulzar su vital crema, inserté mis dedos meñiques en su culito y con un gran grito de satisfacción, lleno mi garganta boca y barbilla de cremoso semen juvenil.