Tengo 43 años y suelen decir de mi que soy una mujer muy atractiva. Regresábamos con mi marido de un viaje a una ciudad distante de la nuestra unos 500 km., cuando se nos averió el coche. Mi marido llamó a la grua para que nos remolcara hasta el puesto más próximo donde poder reparar el coche; cual fue mi sorpresa que instantes después de haber llegado la grua, el el hombre que la conducía, le dijo a mi marido que se subiera en el coche, para poderlo izar por la plataforma; mientras mi marido hizo lo que el hombre le decía, éste aprovecho para meterme la mano por detrás del escote, diciéndome que me callara o que se largaba. Mientras subía el coche a la plataforma tomó mi mano y la puso dentro de su pantalón del mono que llevaba, aprovechando que estábamos fuera de la vista de mi esposo. Le dijo a mi marido que se quedara en la plataforma puesto que en la cabina solo había una plaza. Una vez mi marido mostró su acuerdo en quedarse en el coche en la plataforma, me acomodé sin atreverme a decir nada en el asiento del acompañante del conductor de la grua. Al cabo de unos instantes, me dijo que podíamos continuar lo que habíamos empezado, y de una me acercó a él empezando a tocarme por todo mi cuerpo. Sin darme cuenta en un momento tenía su polla en mi boca, la cual chupaba deseperadamente, excitándome cada vez más. Acabé por tragarme toda su leche la cual saboreé como nunca había hecho. Desde aquel día procuro que se me estropee el coche en cualquier carretera pagando el doble servicio que me prestan los de las gruas