Los hechos que relato ocurrieron hace poco más de un año atrás. No le he contado a nadie lo que viví y creo que nunca lo haré por temor y vergüenza, pero la verdad es que no resisto más con esto dentro y creo que una forma de desahogarme es escribirlo y contarlo anónimamente.
Hace poco más de 1 año conocí a una chica, de nombre Sofía, con la que empecé a salir y al poco tiempo ya estábamos de novios. Todo iba muy bien y me sentía muy contento, yo había cumplido hacia poco 23 años y ella tenía 20. Yo era y soy un chico muy tímido y nunca había estado con una mujer.
Más o menos al mes de que estábamos saliendo, Sofía me invitó a su casa a conocer a su familia. Fue un día sábado y cuando llegué a su casa estaba su papa, su mamá y su hermana Camila, una adolescente de 18 años, muy linda, con unos enormes ojos azules. Cuando la vi ese día debo reconocer que me llamó mucho la atención y la encontré hermosa. Camila se veía algo mayor para su edad y era casi de mi estatura (yo mido 1,70), es una chica gruesa, voluptuosa, de grandes senos, caderas anchas, piernas gruesas y curvas marcadas. Me sentí muy atraído a ella y creo que sentí química mutuamente entre ella y yo, a pesar de que era bastante menor que yo.
Debo reconocer que debido a que en la escuela nunca tuve chicas, las colegialas siempre me llamaron la atención y tenia el deseo y la frustración por no haber podido estar nunca con una cuando era menor.
Todo siguió bien hasta que de pronto, cada vez que iba a casa de Sofía, sentía que Camila se me trataba de insinuar… no expresamente, de hecho ella era una niña callada y tranquila, pero eran miradas o cosas que me decía. Yo me sentía incomodo porque ella me atraía. Varias veces cuando fui a casa de Sofia, ella llegaba de la escuela y la veía con su uniforma, su faldita corta de colegiala y su camisa que le quedaba algo apretada por sus generosos pechos. Creo que por lo menos unas tres veces me sorprendió mirándola con deseo.
En fin, el tiempo siguió pasando y cada vez que iba a casa de Sofia y estaba Camila nos mirábamos y notaba como cada vez más ella se me insinuaba y me provocaba. Por ejemplo, una vez pedí prestada la computadora de la casa para revisar algo y ella se me acercó cuando estaba sentado en el escritorio y se inclinó detrás mio para ver que estaba haciendo y sentí como intencionalmente apoyó sus senos en mi espalda. Yo obviamente me corrí y me sentí muy incomodo. Otra vez había entrado al baño y estoy seguro de que ella sabía que yo estaba ahí y de imprevisto abrió la puerta y me vio mientras orinaba, sé que lo hizo a propósito.
En fin, así siguió transcurriendo el tiempo unos meses. Con Sofía por otro lado no pasaba mucho, ya que era una chica muy conservadora y además como yo era tímido se hacia difícil que pudiéramos llegar a algo más, así que yo seguía siendo virgen.
Ya había llegado el verano y Sofia me invito a bañarme en la piscina de su casa. Cuando terminamos, fui a su habitación a cambiarme y adivinen que…. Camila entro sorpresivamente a la habitación y por poco me ve desnudo ya que alcancé a taparme con la toalla. Esa vez me enojé y fui incluso duro con ella, le dije que me daba cuenta lo que hacía y que tuviera cuidado porque si le decía a su hermana ella se iba a enojar, que ella era muy chica para estar haciendo esas cosas y que mejor me dejara tranquilo. Ella se avergonzó y se sonrojo al verse sorprendida y al haberla encarado… De ahí en adelante su actitud conmigo se tornó mas áspera y cuando me miraba notaba resentimiento en su mirada.
Ya habían pasado casi seis meses desde que había conocido a Sofia y la relación con ella iba bastante bien. Ya habíamos tenido mas acercamiento físico, aunque no habíamos consumado aún el acto sexual.
Era el mes de Enero y Sofía me contó que se iba de vacaciones con sus padres a la casa de unos tíos en el campo por un par de semanas, así que no nos veríamos por ese tiempo. Su hermana Camila se iría con una amiga a la playa y no quedaría nadie en la casa. Como ya me había ganado confianza en la familia de Sofía, me encargaron ir a la casa para alimentar a la mascota de la familia, una perrita Beagle.
Fue un día martes en la tarde que fui a la casa, ingresé y tome la comida de la perrita que habían dejado, la alimenté y estuve un rato con ella. De pronto sentí un impulso repentino por ir a la habitación de Camila. Entré a su habitación y miraba su cama y sus cosas, realmente era una habitación de una adolescente normal, con muchas cosas de niña. Me acerqué a una gaveta y abrí el primer cajón, lo primero que capturó mi atención fueron unos calzones blancos que evidentemente eran de Camila. Los tome y los llevé a mi cara, tome su aroma y tuve inmediatamente una erección. Me excité tanto que en un minuto estaba recostado en su cama masturbándome con su calzoncito. Fue un gran desahogo para mi.
A los dos días volví a ir a la casa. Entré nuevamente y, tome la comida de la perrita y pasé directo al patio de la casa. En ese momento estaba agachado llenando el recipiente de comida y de pronto siento que alguien me toma por la espalda y coloca un paño sobre mi boca y nariz. Reaccioné rápidamente, muy asustado. Salté hacia adelante y realicé un giro para ver quién estaba ahí. Lamentablemente con el susto tropecé en la maniobra y caí al piso. En eso veo a Camila… creo que tan sorprendida como yo, e inmediatamente siento un fuerte mareo. Trato de ponerme de pie y no pude, en eso Camila se vuelve a abalanzar sobre mi y vuelve a colocar el paño sobre mi cara. Yo no tenía fuerzas suficientes para apartarla y realmente no recuerdo que pasó ya que perdí el conocimiento.
No sé cuanto tiempo habrá transcurrido, pero cuando desperté estaba acostado en la cama de Camila, completamente desnudo y con mis manos atadas a la espalda. Ella estaba sentada en una silla al lado de la cama y vestía su uniforme de colegiala. En su mano derecha sostenía una regla rosada. Me tomó unos segundos darme cuenta de la situación en la que estaba, trataba de hacer memoria y entender como había llegado hasta ahí. No sé que cara habré puesto cuando tomé conciencia y me vi desnudo y atado frente a ella, pero debe haber sido de total espanto ya que Camila se comenzó a reír. Le pregunté qué pasaba, qué me había hecho y que me soltara.
Ella me dijo -«tranquilo, vamos con calma» y prosiguió , -«en primer lugar, te adormecí usando cloroformo, por eso no recuerdas nada…. y no, no te soltaré».
Yo no sabía que decir, le pregunté que estaba haciendo en la casa si se suponía que estaría de vacaciones, a lo que me responde -«Lamentablemente los padres de mi amiga tuvieron un problema y tuvimos que devolvernos pronto del viaje, yo sabía que vendrías a ver a nuestra perrita, así que te tendí una trampa».
Yo estaba perplejo, por qué me haces esto? le pregunté. – «Porque no me gusta que me digan qué no puedo hacer y no me den en el gusto, así que te daré una lección», me respondió.
-«Pero ya basta de conversación» prosiguió – «sé que viniste antes a nuestra casa y estuviste revisando mis cosas. En mi gaveta dejé intencionalmente unos calzones y sé que tu los sacaste, porque los dejé doblados de una forma especial y cuando volví ya no estaban así»
Yo, evidentemente, negué con la cabeza. En ese momento, con la regla, me da un golpe en los testículos que me dolió mucho.
-«No me mientas, sé que los tomaste!. ¿te masturbaste en mi cama y con mis calzones? Dímelo!»
Yo volví a negar y ella se acercó y empezó a darme golpes en mi pene y testículos con la regla – «Confiésalo!» me gritaba. Sentí mucho dolor y lancé un grito.
-«Dime la verdad o tu castigo será mucho peor»
Yo tuve que reconocer que lo había hecho. «sí, tome tus calzones y me masturbé con ellos en tu cama» le dije tartamudeando y sintiéndome totalmente humillado.
-«Eres un pervertido. Te gustan mis calzones verdad?»
Yo asentí con la cabeza. Camila se puso de pie y metió sus manos por debajo de su faldita y se quitó los calzones. Noté que eran los mismos calzones blancos que uso para tenderme la trampa.
-«los recuerdas?» me preguntó con expresión de burla.
Los tomó y los frotó por mi cara y sentí su aroma, el delicioso aroma de su entrepierna. En ese momento tuve una erección y ella lo notó. Una sonrisa se dibujó en su cara. – «Pervertido»-, me volvió a llamar.
Luego, introdujo los calzones en mi boca y con un pañuelo me amordazó.
Me tomó del pelo y me tuve que poner de pié, con mucha dificultad. Desnudo, atado y amordazado, me empujó por la espalda y me dirigió hacia afuera de la casa, al patio trasero. Yo trataba de hablar pero no podía decir nada. Me quedé parado ahí sin saber que pasaría. Camila va dentro de la casa y en unos segundos aparece con unas cuerdas. Me acercó a uno de los pilares que sostenía el techo del patio y me ató contra el, de modo que quedé totalmente inmovilizado.
Luego tomó mi pene, que estaba erecto, y con su mano suave y tibia corrió la piel hacia atrás, dejando expuesta la cabeza. Retrocedió dos pasos hacia atrás, con la regla en sus manos y me miraba. Yo estaba algo pasado en kilos y tenía algo de barriga.
Ella se acercó y con la regla tocó mi barriga -«estas un poco gordito» dijo sonriendo. Luego, con la regla sostuvo mi pene, poniéndola por debajo de este. Yo respiraba agitado y estaba asustado. Me preguntó:
-«Eres virgen, cierto?»
Yo no quise responder que sí porque me daba vergüenza, así que negué con la cabeza. Inmediatamente me dió un fuerte golpe en la cabeza de mi pene con la regla. -«No me mientas! sé más de lo que crees. Yo converso con mi hermana y ella me lo dijo. Yo sé que eres virgen» y prosiguió -«Te gustan las colegialas, verdad?. Te sorprendí mirándome muchas veces cuando estaba con mi uniforme».
Yo ya descubierto, asentía avergonzado con la cabeza.
-«Apuesto a que muchas veces te masturbaste pensando en mi, verdad?» y nuevamente yo asentía, totalmente humillado.
-«Quiero que sepas que no te daré placer, y que esto está apenas comenzando». Entró a la casa y volvió a los segundos con su teléfono celular. Llamó y noté que comenzó a hablar con una amiga y le decía -«el plan salió a la perfección, pueden venir lo antes posible?»
Luego terminó la llamada y me dijo:
-«Si ahora te sientes humillado, espera un rato, porque vendrán dos amigas de mi colegio» Yo quise hablar y suplicarle por favor que no me hiciera esto, pero no podía hablar por la mordaza. Ella solo me veía y disfrutaba mi sufrimiento.
Pasaron cerca de 20 minutos y llegaron sus amigas, dos chicas delgadas, una de la estatura de Camila y la otra era mucho más baja. Ambas eran muy lindas y se veían un poco menores que Camila. Cuando llegaron al patio y me vieron atado y desnudo se miraron entre ellas con cara de sorpresa y se reían de forma burlona.
Yo no podía hacer absolutamente nada para cubrirme, estaba totalmente expuesto.
Camila sonreía de placer y dijo -«esta es la sorpresa que les tenía, yo misma lo dominé, lo desnudé y lo amarré» y sus amigas me apuntaron con sus dedos y se reían a carcajadas. La mas baja de sus amigas decía riendo -«que patético, un hombre grande totalmente sometido y humillado por una niña» y no paraban de reírse.
Se turnaban para darme golpes con la regla en mi pene, en mis testículos y en mi barriga. Sabían que además de dolerme, me hacia sentir tremendamente vejado y humillado. La verdad es que a pesar de la vergüenza que tenía, la situación me provocaba mucha excitación, mi pene estaba totalmente erecto.
Luego de que se aburrieron de golpearme con la regla, las tres se pusieron de rodillas frente a mi, quedando sus bocas a la altura de mi pene. Hacían como que iban a pasar la lengua por mi pene o darle besos pero solo acercaban su cara y retrocedían, me preguntaban si lo quería…. yo estaba muy excitado y trataba de decir que sí, pero la mordaza no me dejaba. Pero ellas solo se burlaban y les complacía ver como yo estaba completamente entregado, suplicándoles que me tocaran.
Después de que se cansaron de molestarme, Camila me soltó del pilar donde estaba amarrado y me hicieron tirarme al piso, acostado boca arriba, las manos aun atadas a mi espalda y amordazado. Ponían sus pies sobre mi, en mi cabeza, en mis genitales y en mi estómago. Camila puso su pie sobre mi cuello y me comenzó a ahogar, yo trataba de moverme pero no podía. Ellas se reían y les causaba placer verme revolcándome en el suelo desnudo y a merced de ellas. Yo no podía creer lo humillante de la situación.
Luego, Camila se sentó en el suelo y entre sus muslos sujeto mi cuello, comenzando a asfixiarme. Yo me retorcía en el suelo y trataba de suplicarle que se detuviera. Sus amigas miraban y se reían. No podía soportar la manera en que estaba siendo humillado, por una muchacha y además frente a otras dos jovencitas que no paraban de reírse y burlarse de mi.
Me tuvieron un buen rato ahí y luego me entraron a la casa, me sentaron en una silla y me dejaron atado ahí. Camila me miró sonriendo y dijo -«Ahora iremos al centro comercial a tomar unos helados, no te muevas de acá» y me dejaron ahí.
Pasó más de una hora cuando volvieron. En ese rato mi pene se había «adormecido» y se veía muy pequeño, sobre todo por la posición en que estaba sentado, lo que a las tres les causó mucha gracia y apuntaban con el dedo a mis genitales y se reían.
Luego me desataron de la silla y me tiraron al suelo, nuevamente boca arriba. Las tres se pusieron de rodillas al lado mio y Camila le ordenó a una de sus amigas que me quitara la mordaza y Camila dijo -«Espero que estés aprendiendo tu lección. Quiero que me ruegues perdón y digas lo patético que eres. Dime que tienes un pene pequeño y que eres un debilucho que no se puede defender de una niña».- Sus amigas parecían disfrutar la escena y me miraban con expresión burlona.
Yo le pedía perdón, que nunca quise hacerla enfadar y le rogaba para que me soltaran. Ya sin un mínimo de dignidad, le dije entre sollozos que mi pene era pequeño y que me sentía muy humillado por haber sido dominado por una niña.
Las tres adolescentes se miraban entre ellas y reían a carcajadas.
A esas alturas, Camila se sentía totalmente poderosa frente a mí y creo que quiso demostrarme cuán dominado me tenía, porque colocó una mano sobre mi boca y con la otra tapó mi nariz, comenzando a asfixiarme. Yo luché y corrí cara, logrando soltarme -«no te resistas!!»- me dijo, y me dio una bofetada.
Inmediatamente se puso de rodillas por detrás de mi cabeza y la sujetó entre sus piernas, de modo que no podía moverla. Le ordenó a sus amigas a que cada una tomara una de mis piernas, abriéndolas y las levantándolas hacia mi abdomen, lo que dejó mis genitales y mi ano expuestos.
Con su mano izquierda tapó mi boca y con la regla en su mano derecha, comenzó a darme golpes en mis genitales y en mi ano.
Me castigó duramente y no podía moverme, me tenían completamente inmovilizado.
Luego de golpearme durante varios minutos, Camila comenzó a asfixiarme nuevamente con sus manos, pero ya no podía mover mi cabeza. Trataba de luchar pero era inútil, las tres niñas me tenían completamente dominado y me estaban asfixiando. Comencé a marearme por la falta de aire y pensé que me iba a desvanecer. Justo en ese momento Camila me deja respirar, alcanzo a tomar un poco de aire y vuelve a asfixiarme. No resistía más y pensé que me matarían. Recuerdo que empecé a pensar que nunca hubiese imaginado morir así, pensaba en qué diría mi familia y amigos, que dirían los periódicos… algo así como «JOVEN MUERE HUMILLADO Y TORTURADO POR TRES JOVENCITAS». Y pensaba que sería muy indigno morir así y que sería motivo de burla en todo el mundo.
Cuando estoy a punto de desmayarme, Camila me suelta y vuelvo a respirar. Lloraba y les suplicaba por favor que no me mataran.
Ella me dijo -«te daré una oportunidad de vivir, pero dependerá de ti que lo logres»
Me pusieron de rodillas y con un cordel largo ataron mi cuello fuertemente y el otro extremo de la cuerda lo ataron a la pata de la cama muy tenso, de modo que me estaba estrangulando.
Camila se sentó en una silla frente a mi, con las piernas cruzadas y sus pies quedaron a la altura de mi pene. Me ordenó -«quiero que te masturbes en mis zapatos, no te soltaré la cuerda hasta que hallas acabado. Si quieres vivir tendrás que humillarte. Tu vida o tu dignidad».
Mis manos estaban atadas a la espalda así que solo podía moverme y frotar mi pene sobre su zapato. Mi pene estaba muy duro, había estado contenido toda la tarde y solo quería acabar. La soga en mi cuello estaba muy tensa y sentía que me estaba poniendo rojo y me estaba mareando. Por algún motivo eso me excitaba aún más. Yo continuaba frotándome contra su pie. Sus amigas miraban toda la escena. La situación era realmente humillante; yo desnudo, amarrado y de rodillas en el suelo con una soga alrededor de mi cuello, frotando mi pene para eyacular mientras tres hermosas niñas me miraban.
No resistí más y acabé. Las tres adolescentes reían, mientras que yo estaba llorando por la mezcla entre impotencia, la humillación y el desahogo.
Soltaron la soga y caí rendido al suelo, sobre mi propio semen, sollozando. -«Espero que hayas aprendido tu lección», dijo Camila.
Luego de eso, me soltaron, me vestí y me fui de ahí.
Cuando Sofía volvió de su viaje, le tuve que inventar una excusa para terminar con ella, obviamente no podía seguir con ella después de lo que su hermana me había hecho. La ruptura no fue fácil, pero finalmente ella entendió.
Hace unos pocos días vi a Sofia en el centro comercial. Andaba con otro chico tomada de la mano y se veía muy contenta. Yo me sentí muy mal por eso ya que ella realmente me gustaba.
En cuanto a mí, después de lo que pasó me volví más retraído con las mujeres. La humillación que sufrí dañó mucho mi autoestima y no he vuelto a salir con nadie y sigo siendo virgen.
Cada vez que veo a una colegiala, mi pene se erecta y me acuerdo de vejación a que fui sometido.