Esta experiencia, sucedio cuando tenia entre 16 y 17 años.
Durante mis viajes a la escuela secundaria descubri ciertos matices de mi sexualidad, gustos que jamas pense que podria tener.
Todo comenzo en los viajes de regreso de la escuela, viajando de pie en el atestado metro.
Los hechos se fueron sucediendo en una cadena de morbo y placer cada vez mas intensos, incontrolables.
Nunca me habia gustado el metro, ni tampoco el amontonamiento de gente. Me repugnaban los olores, la poca luz, viajar apretada entre decenas, cientos, miles de personas.
Tampoco me gustaba la lascivia con que me miraban algunos hombres.
A mis 16 años, no llamaba mucho la atencion por mi altura. Era, y sigo siendo mas bien baja, pero si por mis piernas, mis pechos duros y bien formados y mi buen culo. Eso sumado a que a la escuela ibamos con uniforme, que para las mujeres se componia de falda escocesa verde, azul y rojo, medias verdes, zapatos negros, blusa blanca y sueter verde.
Con el correr del tiempo, algunos rostros se me hicieron familiares, pero habia uno en especial, un hombre mayor, de aspecto desagradable, desalineado, tal vez sucio, que me miraba de una forma perturbadora, como desnudandome cada vez que me observaba.
Sentia su mirada en mi todo el tiempo, recorriendome. Trataba de situarme lo mas lejos posible de el. Su mirada me estremecia, aunque jamas habia pasado nada.
Una tarde, luego de muchas semanas sin verlo, lo vi nuevamente. Estaba de pie, observandome, a mi lado, casi podia sentir su respiracion, su olor. Quede inmovil, clavada al piso, no me podia mover. Trate de distraerme, de pensar otra cosa mirando a otro lado. Cuando volvi la mirada, ya no estaba mas. Senti un escalofrio recorrer todo mi cuerpo, pese a que era primavera y el ambiente era mas bien caluroso.
Mire en ambas direcciones, no lo vi. De pronto percibi su olor, muy cerca de mi, senti la respiracion, fuerte, muy cerca y en ese instante siento la punta de unos dedos que de manera muy sutil rozan mis gluteos, bajando por la linea del medio se dirigen hacia mi entrepierna y se deslizan por entre los labios de mi vagina. Mi primera reaccion fue de sorpresa, luego humillacion y odio. No pude voltearme, solo atine a ir apresuradamente hacia la puerta sintiendo mis mejillas al rojo vivo y esperar a llegar a la siguiente estacion para bajarme.
No dije nada en mi casa, pues no era la primera vez que me sucedia eso ni tampoco a la primera chica que le pasaba. No pude dormir esa noche.
Daba vueltas y vueltas en la cama. No podia dejar de pensar en lo que me habia pasado.
Me repugnaba el haber sido manoseada de esa forma, revivia en mi mente cada instante como en camara lenta: los dedos en mis gluteos como reconociendo el terreno, las yemas bajando lentamente, siguiendo el triangulo formado por mi tanguita y luego mis labios vaginales… mi respiracion se hacia mas acelerada, la sangre calentaba otra vez mis mejillas y subitamente mis manos bajaron a mi entrepierna. Meti mis dedos por debajo de la tanga y no pude contenerme. Me lance a una masturbacion feroz, mis dedos recorrian mi vagina entrando y saliendo, apretando, pellizcando y estimulando con furia mi clitoris, mis jugos fluian sin control, baje mi tanga y segui con ese movimiento alocado de dedos, descontrolados, buscando mi vagina, mi culo, mi cuerpo se convulsionaba es espasmos hasta que estalle en un orgasmo violento, animal… temia haber gritado, pero no. Poco a poco mi cuerpo recobro la calma, los espasmos cedieron, mi respiracion se normalizo y pude percibir el aroma de mis jugos empapando las sabanas y el colchon. Cerre los ojos y dormi profundamente, Algo habia comenzado a cambiar en mi.
Durante unos dias no lo volvi a ver. Quizas se arrepintio de lo que hizo o quizas tenia miedo que yo al verlo hiciera un escandalo. Pero yo todas las noches volvia a revivir lo sucedido y mi morbo en aumento daba paso a un deseo cada vez mas descontrolado y a masturbaciones mas violentas.
A la semana siguiente volvi a encontrarlo. Su mirada estaba nuevamente en mi. Por su forma de observarme supe que no habia en el ni arrepentimiento ni temor. No pude sostener su mirada y la desvie. Al cabo de un tiempo percibi nuevamente ese olor, su olor tan caracteristico, tan desagradable y su respiracion, fuerte, muy fuerte y sus dedos tampoco tarde en sentirlos. Sentia su palma deslizarse por mis gluteos, primero un lado, luego el otro, como reconociendo y marcando terreno. Sus dedos recorrieron el elastico de la tanga por detras, dibujando el diminuto triangulo que se hunde entre las nalgas, para reaparecer nuevamente sobre la vagina. Cerre los ojos, recorde el morbo de las noches anteriores. Sentia un fuego dentro de mi. Mi tanga se empapaba de mis jugos. Sus dedos lo supieron. Y aprovecharon. Deslizo el triangulito de mi tanga a un lado y comenzo un lento va y viene con sus dedos, estimulandome, sus dedos indice y mayor separando mis labios y su dedo pulgar acariciando mi ano. Mi morbo se incrementaba conforme sentia su olor repugnante y su respiracion fuerte detras de mi. Me sentia sucia, humillada y a la vez deseada. Sentia mi flujo humedeciendo mis muslos. Separe mas mis piernas y su masaje si hizo mas intenso, profundo, vigoroso. Sentia sus dedos pellizcando mi clitoris, mis piernas ahora temblaban de placer, me sentia inundada de placer, queria venirme, estallar en un orgasmo violento, sucio, animal.
Pero sucedio lo inesperado. El se aparto de mi, y se alejo sin mas en direccion a la puerta. Extasiada como estaba, no me habia dado cuenta que habiamos llegado a una parada. No podia quedarme asi, sin pensarlo me lance tras el, luchando con la gente que pugnaba por salir y entrar al metro. Durante unos instantes lo perdi de vista, hasta que lo localice en la direccion de los sanitarios de la estacion.
Sin pensarlo me dirigi tras el, entre al baño sin importarme quien estuviera, lo mire y sin mediar palabra me dirigi hasta uno de los retretes. El entendio, entro tras de mi y cerro la puerta. El olor del baño me enloquecio, me arrodille frente a el, desabroche su pantalon y busque desesperada su pene. Lo tome con mis manos avidas y lo puse en mi boca. Era de buen tamaño y no tardo en crecer estimulado por mi lengua y mis succiones. Su olor y sabor eran fuertes. Al poco tiempo no entraba en mi boca, pero el me tenia la cabeza con sus manos y bombeaba haciendome dar arcadas. Yo no podia mas, queria esa verga dentro mio, la deseaba con todas mis ganas. Me puse de pie y le di la espalda, me incline hacia delante, separe mis piernas y subi toda mi falda, dejando al descubierto mi culo y la tanga.
El se aproximo, con sus dedos corrio mi tanga y acerco su pene mojado de mi saliva a la entrada de mi vagina. Me tomo de las caderas y de un solo movimiento lento pero firme, me la enterro hasta el fondo. Apoye mis manos contra los azulejos, empine mas mi culo y el empezo un movimiento de bombeo, lento al principio y luego cada vez mas intenso, poderoso, profundo. En cada uno de sus empujones yo hacia fuerza con mis manos y me pegaba a su vientre, la excitacion me descontrolaba, mis jugos caian por mis piernas y no me contuve mas, empece a venirme en espasmos descontrolados, cada vez mas intensos, violentos, el olor fuerte y repugnante me inundaba los sentidos.
Sentia en mis oidos el ruido de su verga entrando y saliendo en mi concha inundada de jugos, nuevamente me iba en un violento orgasmo cuando siento como de un empellon violento me clava su verga en mi interior y un torrente de fuego caliente, de leche ardiente brotando a borbotones descontrolados me llena completamente. La siento quemandome dentro mio, desbordandome, saliendo por mis labios vaginales y goteando por mis muslos, mientras el sigue moviendose lentamente, bombeando hasta la ultima gota de su leche dentro de mi conchita.
Sus manos siguen aferrando mi cintura, fuertemente, mis piernas tiemblan, pero aun empujo contra el, en señal clara que no deseo que salga de mi. El se mueve tambien, lentamente, pero dandome a entender que aun hay mas. Siento como su pene nuevamente se va poniendo duro otra vez, lo siento resbalar dentro mio, lubricado por su leche y mis jugos.
De pronto el se separa, saca su verga de mi vagina y la acerca a la entrada de mi ano, comprendo lo que quiere y voy a darselo. Sin dejar de inclinarme, tomo mis nalgas entre mis manos y las separo, dejando la entrada de mi ano lista para recibir su verga. El no se demora, apoya la punta y comienza a empujar, esta vez con mas fuerza y ganas. Separo mas mis nalgas con mis manos y siento como mi culito cede ante su verga dura, comiendoselo. De un empellon lo mete hasta el fondo y yo ahogo un grito. Comienza a moverse freneticamente, hasta que logra meterla y sacarla totalmente sin dificultad. Mis tripas se retuercen ante sus embates, siento su pene cada vez mas adentro, apoyo mis manos en la pared nuevamente y el empuja con mas fuerza a la vez que sus dedos pellizcan mi clitoris, nuevamente empiezo a retorcerme en espasmos de dolor y placer, asco y morbo, humillacion y placer sin limite. De pronto un empellon violento y nuevamente, un rio de leche caliente que brota como un manantial de su pene y se abre paso dentro mi culito, llenandolo y mezclandose con restos de mi sangre, sus dedos continuan en mi clitoris y ahora soy yo quien se va en un tremendo orgasmo, interminable, feroz, animal, demoledor. Mis piernas tiemblan, el vierte sus ultimas gotas de semen en mi culo y se separa de mi. Como puedo levanto mi tanga para ponerla en su lugar.
Al calzarla entre mis nalgas, toco mi ano, lo siento abierto, dilatado y con restos de semen. Unto mis dedos y los llevo a mis labios. El me ayuda a terminar de calzar mi tanga y bajar la falda, mientras yo saboreo mis dedos y comienzo a sentir como mis jugos y su leche empapan mi tanga. Giro hacia el, me arrodillo y nuevamente pongo su verga en mi boca y la succiono con todas mis fuerzas, hasta que sale la ultima gota de su nectar. El limpia mi barbilla y me ayuda a incorporarme. Siento que mi tanga ya no retiene la leche y mis jugos y comienzan a resbalar por mis piernas.
Abrio la puerta y salimos. En mi ya nada seria igual.