Vi como se iba sin decir nada, tan sólo bajó la cabeza y empezó a andar. Yo estaba sentada en la hierba húmeda que me hacía tener un frío escalofriante que me subía por las piernas. Y se fue, sin decir nada. Lo llamé, pero ni siquiera se giró, ni levantó la mano…nada de nada. En casa todo eran llantos. Sus fotografías me hacían daño y por la ventana me entraba un olor a fracaso inaguantable. Cogí el ambientador y fumigué toda la habitación. No había bastante. Aquel olor se había impregnado en mi ropa, me desnudé y la puse a la lavadora. Desnuda estaba mejor. El agua mojaba mi cara haciéndome sentir un poquito más tranquila. Tenía ganas de hacer daño. Tenía ganas de ponerme caliente y follarme a cualquiera que pasase por la calle…sólo para hacer daño. Llamaron a la puerta. Me puse una bata y la abrió. Era él…
-que haces aquí?
-lo siento
Entró de una forma que no me lo esperaba. El ruido de la puerta al cerrarse se mezcló con el beso que me disparó. Me rodeó con sus brazos y nos empezamos a besuquear. Al estar desnuda le notaba como cada vez se ponía más caliente.. él iba bajando la mano hasta que llegó al culo. Paró de besarme y me miró sonriente y a la vez con cara de extraño.
-si, voy desnuda
esto le excitó. Su lengua empezó a bajar por el cuello llegando al ombligo. Me empujó hasta la pared y no podía hacer nada más que cogerlo por los cabellos y hacerle notar el placer que me estaba dando.
-esto se para que me perdones…perdóname.. – lamía- perdóname..- volvía a lamer- te quiero tanto.
se levantó y me llevó a la cama. No me había dado tiempo ni de acomodarme cuando él ya me comía la entrepierna con las mismas ansias como quienes no han comido en tres días. Yo estaba cómo despistada..hacía un momento estaba llorando por que el mismo chico que me estaba dando el mayor placer que me habían dado nunca…
sus manos me presionaban los muslos haciéndome notar un escalofrío de deseo que seguramente él notaba con la lengua. Sus dedos se adentraron por el agujero de mi coño, sin problemas, ayudados por lo mojado que estaban aquellas paredes. Me miró. Con los dedos todavía entrando y saliendo se limpió los labios con la manga y me besó. Yo lo iba desnudando y hacía el intento de bajar hacia su polla pero él no me dejó
-hoy seras la reina
reí y lo besé. Cada vez me gustaba más lo que me hacía y quería que entrara, muy adentro y que a la hora de sacarla la deseara, que en aquellos momentos entre sacarla y meterla tuviera unas ganas locas de volver a entrar. Aquel juego me estaba volviendo loca, quería más, quería hacer aquello que nadie todavía había pensado hacer pero estaba tan sumergida en aquel placer que no podía pensar. Mis manos cogían la sábana que sufría y luchaba para no desgarrarse. Estaba apunto de correrme en su boca y yo quería acabar con él dentro de mi, pero no me dio tiempo. Sus lamidas me penetraban las paredes del coño y succionaban y acariciaban mi clítoris, salían y entraban, me mordía, me volvía a lamer…el abecedario me volvía loca y no me dio tiempo. Aquello parecía un festival . Los orgasmos venían y desaparecían y las lamidas seguían, las sábanas se mojaban pero las lamidas seguían y yo loca de placer sumergida en un orgasmo inacabable, gritaba y gemía. Mis gritos resonaban y las lamidas seguían. Entonces, agotada, le hice parar, mis piernas y mi cuerpo temblaba después de aquella enorme felicidad. Él cansado, se tumbó a mi lado y con los labios relucientes y mojados me mimó…. aunque ahora mismo vuelvo a estar sola ya que en realidad no volvimos pasé uno de los mejores momentos sexuales de mi vida, me encanta que me laman.