La oí llegar por el pasillo, en verano siempre anda medio desnuda y le encanta subirse la ropa y enseñarme las tetás o su coñito
Eran cerca de las cinco una tarde de verano húmeda en nuestro piso de Barcelona, yo me encontraba navegando por Internet, mirando paginas porno y leyendo relatos, ella estaba en otra sala viendo la televisión y quejándose del calor, cuando hace calor todo su cuerpo se humedece.
La oí llegar por el pasillo, en verano siempre anda medio desnuda y le encanta subirse la ropa y enseñarme las tetás o su coñito.
Se puso al otro lado de mi mesa dispuesta a trabajar, y volvió a quejarse del calor, empezó a desperezarse y distraídamente se acarició el pubis, me sonrió y siguió acariciándose lenta y perezosamente, sus manos iban de sus pechos a su coño y volvían a subir, empezaba a apretarse las tetas mas fuerte cada vez que se las tocaba, me miraba a los ojos sonriendo y un instante después los cerraba concentrándose en sus caricias.
La excitación comenzó mojar todo su cuerpo y fue estirándose como una gata en la silla acariciándose muy fuerte los pechos con una mano y restregándose también con fuerza todo el chocho por encima de la braga.
Sus piernas estaban estiradas y juntas para un instante después abrirse de manera obscena empezando a meter un dedo en el coño a través de las bragas.
Me dijo… no pierdas detalle de cómo se hace una paja una mujer, se bajo la braga dejándola a media pierna, y empezó a masturbarse lenta y firmemente, y se fue animando, su mano derecha acariciá el chocho cada vez mas fuerte y mas rápido, mientras su mano izquierda se apretaba las tetas casi hasta gritar de dolor, poco a poco la mano que acariciaba el coño fue subiendo el ritmo, era ya tan rápido que casi no la veía, de repente paraba un momento para coger fuerzas y volver con un ritmo cada vez mas bestia, empezó a emitir quejidos y sus piernas eran como dos columnas, abría la boca y respiraba cada vez mas fuerte, todos sus gestos se volvieron brutalmente obscenos, se acercaba a una corrida bestial, comenzó a chuparse los dedos de la otra mano como si de una polla se tratara.
Empezó a correrse, sus piernas no podían estar mas tiesas, su mano empapada apretaba el coño y tuvo la primera convulsión, su cuerpo parecía movido por fuerzas invisibles, después de esa otra y otra hasta 4 mas, poco a poco se fue relajando y dándose pequeños toques en el clítoris emitía grititos dando pequeñas sacudidas.
Su cara reflejada la corrida que acababa de tener y me sonreía con cara de viciosa satisfecha.