Una noche de viernes, en que no había tenido ninguna actividad sexual, tenía muchos deseos pero no había posibilidad de que algún hombre me llamara para sexo pues ya era medianoche y me estaba dando sueño. Luego de ver televisión, me puse a escuchar música y me conecté al Messenger. En el Messenger me excité aún más con las charlas morbosas de varios tipos que me decían que querían que yo fuera su puta.
A la 1:30 de la mañana con algo de sueño y cansancio, justo cuando me iba desconectar del Messeger me llamó Jorge, al que yo le digo «el morboso», porque aunque todos los hombres son morbosos, Jorge me parece un poco mas morboso, o quizás un poco más vulgar y por eso me parece más morboso, además que es un cuarentón, un poco calvo y un poco barrigón, con el pecho bastante velludo y que tiene una verga muy bonita, un poco curva a la izquierda pero muy venosa, lo que me excita mucho mas al verla y más cuando se la chupo. No sé a qué se dedica, pero tiene muchos amigos, todos morbosos y a todos les gustan las putas, van a burdeles y bares a ver sus shows aunque dice que con ellas no copulan. Me ha presentado varios de esos amigos con quienes he tenido sexo varias veces, son tipos que la hacen sentir a una muy puta, diría que muy perra, pues sólo piensan en copular y eyacular, y sólo se acuerdan de una cuando tienen ganas de sexo, no les importa compartir la misma chica, solo que la chica esté dispuesta para sexo, que se entregue, que mame rico y que les abra las piernas como ellos mismos me han dicho en medio de sus borracheras. Pero son bastante generosos, hay que reconocerlo.
-Hola mamita, cómo estás?… te acuerdas de mi?, me decía con voz de borracho. Siempre llama cuando está así.
-claro papi, me acuerdo perfectamente de ti
-me gustó mucho cuando viniste la vez pasada…
-qué bueno papi, me gusta saber que te hice feliz
-muy feliz mamita, tienes un cuerpito muy rico, mamas muy rico y te comportas como buena puta… como a mí me gusta…
-huy que rico papi…
-Estoy que reviento… quiero comerte esta noche…
-guau… que rico papi… a mí también me gustaría que me comieras
-pues entonces ven a mi apartamento de inmediato, te espero pronto, te necesito y quiero que me des una buena mamada, quiero chupar tu deliciosa rajita y comerme tu rajita y darte una dosis de verga por tu rico culo… porque me imagino que ese par de hoyos siguen tan ricos como siempre… me imagino que ese culito está cada vez más complaciente…
-huy que rico papi… siii… tan complaciente como siempre…
-mamita… estoy con un amigo, no lo conoces pero te lo voy a presentar para que también te dé una buena culeadita, pero eso sí, primero te como yo y luego mi amigo… queda claro?
-Huy que rico papi… tú sabes que yo estoy dispuesta a eso… claro que sí… dame unos minutos, me alisto y salgo para allá.
Entonces acordé con Jorge que me haría un lavado anal rápidamente —a Jorge le encanta el sexo anal— y saldría para su apartamento pronto, pero llevaría puesta una tanguita hilo roja y unos zapatos de tacón alto color gris que me había regalado y que siempre le gustaba que me los pusiera cuando iba a su apartamento. Me alisté y llamé a un servicio de taxi a domicilio. Me puse el mismo pantalón jean ajustado y me coloqué una blusa gris muy escotada, sin brasier, como a Jorge le gusta, pero poniéndome una chaqueta encima. A los cinco minutos llegó el taxi por mí, para llegar 10 minutos después al apartamento de Jorge, en el segundo piso de un edificio. Andar a esas horas por las calles casi vacías me excitaba, y más aun cuando iba solo a tener sexo con dos tipos.
Jorge me abrió la puerta y me hizo seguir. Estaba en pantalón y camisa y se notaba su embriaguez. Me miró de la cabeza a los pies y acercándose me abrazó y me dio besos en la boca, las mejillas y el cuello, con una mano me acarició desde la espalda hasta el trasero y con la otra manoseó mis tetas sobre la blusa, y me dio otros besos en las orejas y el cuello. Yo sostenía mi bolso con una mano y con la otra lo abracé por sus hombros, dejándome manosear.
-Te ves deliciosa mamita, te extrañaba, me hacías falta…
-pero hace rato que no me llamabas…
-cierto, estuve fuera de la ciudad, pero ya estás aquí y vas a ser mi puta esta noche… y la de mi amigo también…
-claro papi, a eso vengo… a ser tu puta… y de tu amigo…
– si… mamita… por eso me gustas… tú naciste para eso…
Cuando Jorge me hablaba de esa forma me excitaba más. Estábamos detrás de la puerta de entrada al apartamento y para llegar a la sala deberíamos caminar por un pasillo, por lo que a su amigo aún no lo veía. Le toqué su bulto sobre sus pantalones y tenía su verga bastante dura. Se la acaricié un poco. A los hombres como Jorge les gusta que una sea bastante extrovertida con ellos. Dejé caer mi bolso al piso y me quité la chaqueta que llevaba puesta para cubrirme del frío y cubrir mi escote, como que la llevaba abierta para que se viera el escote, porque además se notaban un poco mis tetas. Dejé caer la chaqueta al piso sobre mi bolso. Le seguí acariciando el bulto. Jorge me siguió acariciando las tetas, pero esta vez metió la mano por el escote. Yo le seguía acariciando su bulto.
-Tienes suaves manitas… manitas de puta y a mí me encantan las putas… las putas como tú… las putas a las que uno llama y vienen de inmediato… dispuestas a todo…
-claro papi… a mí me gusta estar dispuesta para ti… estaba a punto de dormir pero me gustó mucho recibir tu llamada…
-entonces estuve de buenas… estaba con un amigo en un bar bebiendo unos tragos y le dije que viendo a esas putas haciendo sus shows nudistas y ofreciéndose a los clientes me acordé de una deliciosa hembrita que siempre viene a mi cama cada vez que la llamo…
-huy que rico papi… me imagino que te referías a mi…
-naturalmente… tú eres una de mis preferidas… y le dije a mi amigo que tú eres tan complaciente que después de perforarte por todos los hoyos con seguridad estarías dispuesta para que él pudiera disfrutar tu delicioso cuerpito… le dije que esta noche le iba a dar un obsequio de mi parte… tú… me imagino que me vas a complacer…
-pues si es un amigo tuyo claro que sí, aunque ya es tarde…
-tarde? nooo… si esta es la hora de las putas, por eso estás aquí, o me equivoco…
-no papi, no te equivocas, estoy aquí para complacerte a ti y a tu amigo…
-le prometí a mi amigo una puta de regalo esta noche porque me consiguió un buen negocio y gané buen dinero y me gustaría que fueras tú ese regalito.
-guau, que rico papi… acepto…
-No perdamos tiempo, quítate toda la ropa ahí donde estás… no, no te quites la tanguita… ni los zapatos… como siempre…
A Jorge siempre le gustaba hacerme desnudar detrás de la puerta y dejar la ropa tirada en el piso para hacerme caminar solamente con la tanga roja hilo y los zapatos grises de tacón alto. Pero como yo tenía un pantalón jean ajustado tuve que quitarme los zapatos para poderme quitar pantalón y luego volvérmelos a poner. Quedé desnuda, o por lo menos vestida de esa forma tan erótica, aunque no sé si combine la tanga hilo roja con unos zapatos grises, pues Jorge me los regaló para verme así cada vez que yo vaya a su apartamento. A veces me imagino que me regaló la tanga y los zapatos así porque en alguna de sus visitas a prostíbulos vio alguna chica vestida de esa forma. Recuerdo que en la segunda cita que tuve con Jorge en cuanto me hizo entrar a su apartamento y me hizo desnudar completamente, me dijo que para la próxima cita me iba a tener una tanga hilo y unos zapatos grises de tacón alto para que siempre usara ese vestuario cuando fuera a su apartamento. Y así ocurrió. En la tercera cita cuando llegué tenía detrás de la puerta los zapatos grises de tacón alto y la pequeña a hilo roja con un triángulo muy pequeño y transparente que no ocultaba nada. Creo que para Jorge soy su puta de prostíbulo. A él le excita verme así y a mí me excita que él me haga sentir así.
Me hizo caminar varias veces frente a él para verme por delante y por detrás mientras él metía su mano dentro de sus pantalones y se manoseaba. Cada vez que me acercaba a él me manoseaba las tetas con la mano izquierda mientras que con la mano derecha se masturbaba dentro de sus pantalones. Cuando me daba la vuelta para volver a caminar me manoseaba el trasero. Le gustaba verme caminar desnuda, sólo con la tanga y los zapatos grises de tacón alto. Me dijo que en el bar en donde había estado esa noche había una flaquita parecida a mí y que al principio creyó que era yo, y que pensó mucho en mi cuando la vio, que ella hizo un show nudista pero que no le gustó tanto como yo. Le dije que si quería que yo bailara un poco para él y me dijo que no, que me había llamado para ser puta y no bailarina, que yo le gustaba era por puta y que para ver bailarinas iba a ese bar. Finalmente pensé que yo iba al apartamento de Jorge precisamente a eso, a ser puta y no a bailar. Jorge me hablaba en un tono muy morboso, y como estaba borracho su mirada era más morbosa y me hacía sentir como a él le gustaba. Recordé que Jorge siempre me llamaba después de medianoche y las otras veces que había ido también me había dicho que había estado en un bar bebiendo, pero que en lugar de tener sexo con ellas me llamaba a mí.
-Te gustaría trabajar en ese bar en donde estuve hoy para verte cuando vaya con mis amigos?
-claro que me gustaría, para atenderte a ti y a tus amigos…
-sí, es buena idea pero me gusta más verte así, caminando como puta en pasarela, pero en mi casa y para culearte en mi cama… ahora quiero que te acaricies…
Seguí caminando despacio, acariciándome las tetas, acariciándome los pezones y acariciándome la vagina sobre la tanguita con mis dedos cada vez que caminaba de frente hacia él y mirándolo a sus ojos con coquetería, y acariciándome las nalgas cuando caminaba de espaldas alejándome de él. Muchas veces camine delante de él a lo largo del pasillo de unos tres metros. Jorge seguía masturbándose dentro de su pantalón.
-Vamos, camina hacia allá, te voy a presentar a mi amigo, y luego nos vamos para mi habitación y me atiendes bien y después sales y lo atiendes a él, entiendes?
-Claro papi así lo haré, como tú digas…
Entonces caminé hacia la sala, caminando por el pasillo y volteando a la derecha hasta llegar a una sala en donde había dos sillones grandes y dos más pequeños de color negro. Mientras caminaba despacio Jorge me dio una fuerte palmada en una de mis nalgas y me ordenó devolverme detrás de la puerta, para que caminara desde de nuevo como a él le gustaba. Así lo hice y llegué hasta la sala donde estaba sentado un hombre borracho, como de 40 años y con un vaso de whisky en la mano. El hombre me miró morbosamente de arriba abajo y yo me paré enfrente a el. Sólo le dije: «hola». El hombre se levantó del sillón con un poco de dificultad por su borrachera sin soltar su vaso de whisky.
Jorge me hizo girar varias veces en frente de su amigo y le dijo:
-esta es la hembrita de la que te hablé, te gusta?
-Sí, está bonita la flaquita…
-ella es mi obsequio para ti, pero naturalmente después de que yo me la coma…
El amigo de Jorge se acercó a mí y sin soltar su vaso de whisky me manoseó las tetas y luego la vagina, por un lado de la tanga, dejando deslizar uno de sus dedos adentro de mi y dedeándome (como dicen algunos hombres) varias veces sin quitar su morbosa mirada de mis tetas. Mientras tanto Jorge que estaba detrás de mí me acariciaba las nalgas y con una de sus manos buscó mi ano y haciendo para un lado el hilo de la tanga me acarició el ano y me penetró uno de sus dedos y también me dedeó varias veces. Gemí muy suave varias veces aunque mis gemidos se confundían con los de una película pornográfica que estaban viendo en el TV.
Unos momentos después Jorge me hizo caminar varias veces frente a ellos simulando que yo estaba en una pasarela desfilando. Ellos estaban sentados bebiendo su whisky, sin quitarme la mirada.
-Cómo te parece la hembrita?, dijo Jorge
-Está bonita, así es como me gustan… flaquitas…
-sí, lo sé… por eso pensé en ella cuando estábamos viendo a esas otras putas
-cómo la conociste?
-Una noche estaba en el apartamento de un amigo y le dije que llamáramos a un par de putas y él me dijo que conocía a una, la llamó y le dijo que se podía ir con alguna amiga para un amigo que estaba con él, entonces llegaron las dos putas y como la otra puta era de mi amigo pues yo me quedé con esta, y como siempre me han gustado las flacas y además está culea rico, esa noche me gustó mucho y la seguí llamando… (Jorge se estaba refiriendo a una noche que mi amiga Verónica me llevó a esa cita).
Luego Jorge me hizo quitar la tanga y que se le arrojara a la cara de su amigo. Así lo hice y su amigo olió la tanga y la besó varias veces. Jorge me hizo acurrucar frente a ellos y se agachó para morbosear mi vagina con una mano mientras me decía que me quedara quieta y que lo mirara a los ojos. Así lo hizo un par de minutos mientras su amigo nos miraba. Luego me dijo que me acurrucara dándole la espalda a él y me morboseó el ano varias veces mientras yo veía algunas escenas de la película porno que estaban viendo, en donde dos chicas tenían sexo tenían sexo con dos hombres. Luego me dijo que me pusiera de pie y me recostara contra otro de los sillones de la sala y con las piernas bien abiertas, entonces me manoseaba mis nalgas y mi ano con una mano e invitó a su amigo al que también me tocara. Los hombres metían sus dedos por vagina y ano pero nunca supe quién lo hacía por cada uno. Jugaban con mi hoyito, de pronto sacaron sus dedos y se arrodilló Jorge y pasaba su lengua por mi hoyito anal muchas veces. Me excitaba mucho eso. Su amigo nos miraba y a mí me excitaba saber que había otro hombre mirándonos, pero un minuto después su amigo se hizo a mi lado y empezó a manosearme las tetas que colgaban y a jalarme los pezones. Yo gemía siempre.
Luego Jorge me dijo que me arrodillara de frente a ellos y cuando estuve de rodillas Jorge se abrió el pantalón y sacó su verga, su amigo también hizo lo mismo y sin decir nada se acercaron los dos a mi cara. Agarré cada una de las vergas con cada mano y los masturbé un poco, pero al primero que empecé a mamar fue a Jorge. Luego chupé la verga de su amigo que también se veía muy bonita. A ambos los chupé intercambiándolos varias veces. Luego Jorge me dijo que lo mirara los ojos, y agarrando su verga me golpeó varias veces en la cara, en las mejillas y en los labios. Su amigo nos miraba. Jorge le dijo a su amigo que me hiciera lo mismo. Luego Jorge me dijo que sacara la lengua y me golpeó también sobre la lengua con su verga y le dijo a su amigo que me hiciera lo mismo. También Jorge me restregó su verga en la cara, como acariciándome con ella y sosteniéndome la cabeza para asegurarse que no me moviera.
Jorge me dijo que abriera la boca y sacó sus bolas. «Lámelas con tu lengua golosa, de puta deliciosa», dijo mientras seguía masturbándose con una mano y con la otra me empujaba la cabeza para que hiciera lo que me había dicho. Así lo hice, lamí sus bolas un poco velludas un par de minutos. Jorge es alto, tal vez 1.75 metros y agarrando su verga colocó sus bolas sobre mi lengua y me dijo que abriera la boca. Cuando lo hice metió sus bolas sin soltar mi cabeza y me dijo: «recíbelas con cuidado… tienes una boca perfecta… para recibir mis bolas». Me miraba con mucha lujuria y también yo lo miraba a él, a su cara y a su verga, porque se masturbaba delante de mis ojos y eso me excitaba. Su amigo nos miraba.
-Me gusta tu cara de puta, te ves divina comiéndote mis bolas…
Yo hubiera querido decirle que a mí también me gustaba que me tuviera así, arrodillada con sus bolas en mi boca, que me gustaba su verga, que me gustaba verlo masturbándose en mi cara, que me gustaba saber que tenía más del doble de mi edad, que me gustaba saber que me hacía ir a su apartamento para sexo. Sólo pensar eso me excitó mucho más y también me excitaba saber que su amigo nos estaba mirando y que después de tener sexo con Jorge, yo sería tendría sexo con su amigo. Me sentí como a Jorge gusta.
Luego le dijo a su amigo que me hiciera lo mismo. Ambos tenían buenas bolas.
Jorge me hizo quitar los zapatos y dejarlos allí tirados en la sala. El amigo de Jorge se quedó sentado en el sillón bebiendo whisky, y con la verga erecta y manoseando mi tanga. Jorge me dijo que tenía ganas de orinar, entonces me llevó al baño, el que tenía en su habitación y me hizo arrodillar debajo de la ducha, y me orinó en la cara y las tetas. Me ordenó que le chupara la verga un par de minutos. Jorge se quitó toda la ropa y la tiró en el piso de su habitación, luego dijo que le hiciera una garganta profunda allí mismo, debajo de la ducha y estando orinada por Jorge. Así lo hice, creo que le hice unas 12 o 15 gargantas profundas, dando arcadas que casi me hacen vomitar porque Jorge me sostenía la cabeza obligándome a aguantar lo que más pudiera. No era difícil hacer las gargantas profundas porque su verga, aunque era larga y entraba al fondo de la garganta, no era muy gruesa y pasaba fácil, pero me dejaba sin respiración varios segundos, haciéndome casi llorar, pero Jorge no me dejaba descansar, apenas tomaba un poco de aire y de nuevo volvía a empujarme su verga para otra garganta profunda. Así lo hizo varias veces. Luego me empezó a follar por la boca, muy rápido y muy duro, hasta el fondo, muchísimas veces, tal vez dos o tres minutos, sin soltar mi cabeza.
Siempre que iba al apartamento de Jorge ocurría lo mismo. Luego de hacerme todo eso siempre me llevaba a la cama, me hacía colocar en cuatro y me penetraba por la vagina y luego por el ano, bastante rápido y fuerte especialmente fuerte cuando lo hacía por el ano, pero casi siempre eyaculaba pronto, unos cinco minutos después. Jorge no repetía relación sexual. Con una eyaculación era suficiente para él. Muchas veces en menos de una hora salía de su apartamento. Esta vez era casi lo mismo. La única diferencia era que estaba con un amigo, al que le estaba dando el regalo de tenerme.
Jorge se excitaba bastante rápido y siempre tenía que parar para descansar. Creo que unos 30 minutos después de haber entrado a su habitación, salí completamente desnuda para darle sexo a su amigo, que seguía sentado en el sillón pero que se había apuntado los pantalones. Seguía bebiendo whisky y estaba viendo una película porno. Yo entré a otro baño y me di una rápida ducha antes de ir a tener sexo con el amigo de Jorge. Salí del baño y fui a la sala donde estaba el hombre. El hombre cuando me vio llegar desnuda me miró con mucha lujuria y preguntó:
-ya terminaste con Jorge?
-Sí, ya terminé…
-pues entonces quiero que me lo sigas mamando pues tienes una boca muy suave… mamas muy rico… ni
Me arrodillé en medio de sus piernas y le volví a abrir el pantalón, pero esta vez se lo quité junto con los pantaloncillos, y lo ayudé a quedar completamente desnudo, pues todavía tenía su saco y su corbata puestos. El hombre cómodamente sentado en el sillón me miraba con mucho morbo y me acariciaba la cabeza mientras yo se lo mamaba. Le gustaba mucho que se lo mamara pues cuando yo trataba de descansar un poco me decía que siguiera mamándolo, que no me detuviera, que lo hacía rico. También me hizo lamer sus bolas y meterlas en mi boca de nuevo. De pronto dijo: «Jorge tiene razón, eres buena para mamar, pero todavía falta que me demuestres lo rica que eres por tu raja y tu culo. Seguí mamando a ese hombre varios minutos más hasta que me hizo sentar encima de él penetrándome por la vagina. Cabalgué muchos minutos sobre ese hombre, yo gemía bastante y me movía sosteniéndome por sus hombros, mientras él me miraba morboso, me manoseaba las tetas y las nalgas. Luego me hizo voltear pero seguir penetrada por la vagina y seguí cabalgando mucho. El amigo de Jorge resistía bastante. Me gustaba estar sentada allí encima. Yo gemía sin parar. Luego me hizo poner de nuevo que frente a él, pero esta vez quiso que me penetrara por el ano. Jorge ya me lo había dilatado suficiente por lo que fue fácil la penetración y simplemente empezarme a mover arriba y abajo. Luego de un rato de estar cabalgando sobre ese hombre y gimiendo siempre, me hizo poner en cuatro en el sillón y me penetró por el ano, muy fuerte y muy rápido, sin que yo dejara de gemir. No me soltaba de las caderas y me empujaba hacia él. Sus caderas golpeaban contra mis nalgas ruidosamente. Yo gemía sin parar y mis gemidos se confundían con los de la película porno. El amigo de Jorge seguía sin parar. Casi no me di cuenta cuando el hombre eyaculó. Yo estaba bastante excitada porque no había sentido orgasmo ni con Jorge ni con este hombre, pero me gustaba sentirlos teniendo sexo conmigo. El hombre se retiró y fue al baño. Mientras tanto volví a entrar a la habitación de Jorge, que estaba dormido, y que no pude despertarlo, por su cansancio y su borrachera. Entonces salí de la habitación y el amigo de Jorge se estaba poniendo los pantalones y la camisa y dijo que estaba muy cansado y tenía mucho sueño. No me volví a duchar. Aunque yo hubiera querido más sexo me gustó copular con Jorge y su amigo, una vez con cada uno. Es muy morboso sentirse una muy puta.
Entonces el amigo de Jorge pidió un taxi por teléfono, para mí, y otro para él. Me dijo que yo le había gustado mucho y que la siguiente semana me llamaría. Salimos juntos del edificio cuando llegaron los dos taxis y cada uno para su casa. Cuando llegué a mi apartamento casi a las cuatro de la madrugada, me duché y me acosté desnuda. Estaba excitada y hubiera querido sentir un orgasmo, entonces me acaricié mi clítoris mientras me dormía, sentí un orgasmo y me dormí.
Una semana después recibí la llamada de un hombre que dijo llamarse Esteban. No era el Esteban que yo conocía. Pero hablando con él supe que era el amigo de Jorge, pero que yo nunca supe cómo se llamaba. Esta vez me invitó a las siete de la noche a un pequeño bar a beber un par de tragos, era un bar de parejas muy normal, aunque yo pedí cerveza y él tomó whisky, luego de hablar un rato especialmente de mi en donde me hizo relatarle cómo me había conocido con Jorge y hablarle de mis amigas, me llevó a un motel en donde estuve dos horas complaciendo sus deseos sexuales, practicando mucho sexo oral, lamiendo y chupando sus bolas y luego mucho sexo vaginal y también mucho sexo anal en dos relaciones sexuales.
Cerca de las 11 de la noche llegué a mi apartamento, revisé mi correo y me conecté por Messenger a morbosear con varios tipos en la red y después de la una de la mañana recibí la llamada de Jorge. Como siempre estaba borracho y me dijo que su amigo, Esteban, le había dicho que esa noche había tenido sexo conmigo y que quería que fuera su apartamento. «Te necesito, ven pronto…», dijo. Esta vez fui al apartamento de Jorge, me morboseó como siempre detrás de la puerta de entrada y luego en el baño para después tener sexo en su cama. Estaba solo, pero prometió presentarme otro amigo muy pronto. Antes de las tres de la mañana regrese a mi apartamento, me duché, volví a acostarme desnuda y me masturbé antes de dormir para sentir mi orgasmo.
FIN