Adela es la hija de mi vecina del 11 y tiene 17 años. La historia que os voy a contar sucedió hace 2 años. Por aquella época yo había discutido con su madre, por asuntos de la comunidad de copropietarios y llevaba 1 año sin hablarla, mas bien ella no me hablaba.
Pero debo presentarme. Tengo 35 años y soy divorciado. Vivo solo en mi pequeño piso y dedico mi tiempo a trabajar, de forma que no salgo mucho de casa, cuando vuelvo de la oficina. Como os contaba hacía un año que Blanca, la madre de Adela, no me dirigía palabra. Yo no me molestaba mucho por ello, sin embargo no le retiré el saludo nunca. En aquella época Adela solía bajar a casa de unos vecinos para charlar con su hija de una edad aproximada a la suya. Yo la veía bajar en el ascensor, donde coincidía con ella. Normalmente bajaba en pijama o con la bata de estar en casa.
Una tarde, cuando yo subía del garaje, el ascensor se paró en el segundo piso y entró Adela. Yo la salude como siempre y ella me devolvió el «Hola». Me fije en su indumentaria, traía puesto solo el pijama y tenía frío. Lo puedo afirmar pues sus pechitos se hacían notar bajo la camiseta. Además traía cara de contrariada. Me quité el tres cuartos y se lo puse por encima de los hombros. «Gracias, tengo frío. Ya me he dado cuenta, ¿Cómo es que has salido de casa con tan poca ropa?. He discutido con mi madre y me he bajado a casa de Gloria»
«Tu madre es una persona complicada de tratar. ¡Y que lo digas, siempre me dice que eres una mala persona y que no te dirija la palabra». «¿Y tu que piensas?, Que no eres en absoluto lo que dice mi madre. Sabes el motivo de nuestras diferencias?. No y me gustaría saberlo. Si quieres te lo cuento. De acuerdo». Le propuse ir hasta mi casa, donde estaría mas cómoda y aceptó.
Cuando llegamos a mi piso pasamos al salón y le invité a tomar algo. ¿Una Coca?. ¿Puede ser una cerveza?. Claro, siempre que estés acostumbrad a ellas. Si, lo estoy me dijo, y yo le serví la cerveza. Para mi preparé una ginebra.
Comencé a contarle lo motivos de mi «bronca» con su madre y así pasamos un buen rato. ella se terminó su cerveza y me pidió otra. Lo cierto es que comencé a mirarla no como la niña que me había parecido sino como una adolescente. Me fije en su cara rubita y su nariz respingona. Su busto anunciaba que sería potente, por debajo de su pijama (en mi casa hacía calor y me devolvió el tres cuartos). Sus ademanes eran los de una pequeña señorita. Me di cuenta que sus caderas estaban desarrolladas y, cuando se levantó para ir al servicio, me fije en su culo pequeño pero prometedor.
Como unas dos horas después me dijo «¿Sabes el motivo por el que he salido de casa de Gloria, sin la bata?. No. Su padre se ha puesto pesado. ¿Qué quieres decir?, Que ha tratado de bailar conmigo». Lo cierto es que me hice una idea y quise saber mas «¿Qué pasó?. El estaba solo cundo he bajado llorando. Primero ha tratado de consolarme y para ello me ha abrazado. Luego me ha dicho que nos sentáramos en el sofá y se ha quedado allí, rodeandome con su brazo. La verdad es que me hacía sentir bien. Después ha tratado de besarme y le he dicho que me daba vergüenza. Cuando me ha propuesto bailar no me he negado pero cuando me abrazaba me tocaba el culo y no me ha gustado, así que me he marchado y es cuando te he encontrado».
Lo cierto es que, cuando terminó de contarme eso mi polla estaba dura como un hierro. «Te había pasado esto antes?». Me miró con cara colorada y me dijo que sí. «Cuando mi padre vivía con nosotras yo me metía en la cama con él y mi madre. Un día estaba ella dormida y sentí la mano de él sobre mi tripa. No sabía que pasaba y le deje. Comenzó a bajarla hacia mis braguitas y se metió debajo, comenzando a acariciarme» «¿Cuantos años tenía? 13, me contestó. ¿Y qué pasó?. Él siguió haciendolo todas las veces que me acostaba en la cama. Cuando yo no iba venía él a mi habitación a darme un beso y me lo hacía también».
Os aseguro que mi polla no podía seguir dentro de mis pantalones. «¿Y te gustaba lo que te hacía?, Me hacía sentir cosquillas en la tripa». «¿Y la bronca con tu madre porqué ha sido?. Quiere que me ennovie con un hombre que viene a verla cada semana. Él es un tipo de 50 años y no me gusta, pero me da regalos y me besa»
En ese momento decidí follarme a esta adolescente, por dos motivos. 1) por ella misma, creo que lo haría si la presionaba y 2 ) por fastidiar a su madre que era una tipa asquerosa, la follaría hasta donde pudiera y se la dejaría lista para un supuesto novio. Además esta chica sería follada por un hombre mayor que ella, por un motivo o por otro. De manera que yo sería ese hombre que la iniciaría en el sexo.
Estaba sentada junto a mí y me levanté para ofrecerle un trago de ginebra, ella hizo un gesto de levantarse y golpeó el baso y la bebida le cayo encima. «Lo siento, cómo te has puesto, ¿qué dirá tu madre?. Ella vendrá tarde hoy, pues sale con su amigo» (era viernes) «Entonces pasa a la habitación y cámbiate de ropa. Se me ha mojado toda. Date un baño y luego te pones ropa mía hasta que subas a tu casa y te cambies.»
Yo había pensado un plan sobre la marcha, pensaba emborracharla para hacermela, pero al mancharse la ropa me vino la idea de entrar en el baño cuando ella estuviera dentro y ver si me la podía joder allí. Efectivamente, cuando sentí correr el agua del baño me desnude por completo y abrí la puerta . Ella estaba bajo la ducha, me fije en sus pecho floreciente y en el pelo de su coñito, casi me corro al anticipar los placeres que me haría sentir esta joven. «Te he traído una toalla y he visto si necesitas algo.» Ella me contestó sin mirarme, gracias, solo la toalla. ¿Quieres que te enjabone? , no hace falta». En ese momento abría la cortina del baño y ella se dio la vuelta. «¡¿Qué haces? «He venido preparado para darte una buena pasada de jabón y pienso hacerlo».
Me miró con cara sorprendida y yo no la dejé hablar, la tome de las manos el jabón y le abracé la cintura comenzando a besarla. Ella se resistió un poco, pero yo no le deje que saliera de la ducha. Mi polla le rozó en el culo y ella la miró asombrada. tengo una buena tranca y, creo que ella no había visto ninguna de ese tamaño. «Prueba a enjabonarme tu a mi» y le di el jabón. Primero se quedó quieta pero yo llevé su mano hasta mi polla, con su mano izquierda le hice que me agarrara el pene y con la izquierda que me diera jabón. Le quedaba un poco lejos, de forma que la empuje par que se arrodillara. En esa postura, su cara quedó frente a mi polla palpitante. Me miró desde esa posición y yo le dije «¡Chupala!». tardo un poco en comprender y yo empuje su cara hasta que su boca quedó sobre mi glande. ¡Chupala!», volví a decirle, y ella abrió la boca y poco a poco me la fue chupando .
La deje un buen rato con mi pene en su boca, quería que se acostumbrase a él. Como unos diez minutos mas tarde no pude contenerme y eyacule dentro de su boca. No se retiró y se tragó todo lo que salía de mi polla. Luego le hice que me chupara los testículos. La puse de pies y le chupe yo a ella los pezones.
Fue una delicia, chupar por primera vez los pezones de esta jovencita me dio un placer difícil de narrar. Mientras mi boca chupaba sus pechos, mi mano se dirigió a su coñito. Los pelitos estaban mojados y mis dedos comenzaron a acariciar los labios de su vagina. Poco a poco abrí su coñito y se lo acaricié suavemente, haciandolos entrar. Busqué su clítoris y comencé acariciarlo. Así estuve hasta que se corrió, lo cierto es que la tuve que sujetar pues se le doblaban las piernas.
Decidí que ya estaba bien de ducha, la saque de allí, la seque de cualquier forma y la trasladé a mi cama. Estaba boca arriba y le dije «¡Chupate un dedo!». Se metió el índice de la mano derecha en la boca y comenzó a chuparselo. Era un espectáculo que me puso a cien, mi polla ya estaba dispuesta para el segundo polvo, que para ella sería el primero. Doblé sus rodillas y su coño semi abierto quedó a mi disposición. Con la mano se lo abrí y observé el color de sus labios, ella se movía al borde del orgasmo, hasta que lo tuvo.
Entonces puse mi polla en la entrada de su coñito y comencé a metérsela. estaba muy lubricada y cachonda. Se la fui metiendo dentro, hasta que tope con su himen. Di un empujón fuerte y se la metí hasta dentro. Ella hizo un gesto de dolor. «¿te ha dolido? Un poco, pero sabía que tendría que doler» . Empece a metersela y sacarsela despacio moviendo mi polla hacia los lados para ensancharle el coño y me corrí dentro, justo al mismo tiempo que ella volvía a tener otro orgasmo.
CAPITULO 2
Al día siguiente volvió a llamar a la puerta de mi casa. Sin decir nada entró y me beso. «He estado todo el día pensando en ti, me gustó lo que me hiciste ayer.» Me sentí complacido, esta nena de 15 años volvía mi sin necesidad de llamarla, le di un beso mientras agarraba sus tetitas y se las estrujaba. La lleve a la cocina y la tumbe en la mesa. Baje sus bragas y le endiñe mi polla, que como podéis creer, estaba dura como un palo. Ella estaba cachonda, los jugos de su vagina lo decían. Jodimos intensamente y ella dio sus primeros suspiros de placer, cuando mi polla dejo en su coñito el semen que le correspondía. Esa noche su madre había salido con su amigo y regresaría tarde. Desde la cocina nos fuimos al salón y la fui desnudando por el camino. levaba ropa interior de color azul claro, el sujetador dejaba entrever unos pechitos crecientes, con los pezones duros por la excitación que sentía. Su coñito estaba rodeado de un suave plumón moreno y esta caliente como un horno.
Cuando llegamos al salón me senté en una silla, totalmente desnudo, y la puse frente a mi. Separe sus piernas y puse una mía entre ellas. Su coño quedó a mi disposición, le introduje un dedo y luego otros, cuando tuvo tres dedos dentro se corrió copiosamente. Entonces hice pasar su pierna sobre la mía y la senté frente a mi. Puse mi polla delante de su coñito y se la metí mientras la atraía hacia mi. Fue otro polvo dulce y delicioso. Ella era muy flexible y, como no pesaba mucho, yo la ponía en cualquier situación.
Desde entonces hemos follado en cualquier parte, en el ascensor, en mi coche dentro del garaje, en su casa un día que no estaba su madre, en casi cualquier sitio.
En el verano se quedó sola en casa cuando su madre hizo vacaciones. En esa época bajaba a mi casa todas las tardes y follábamos duro y seguido. Su culito ha merecido mis atenciones también.
Lo mejor ha sido que su coño se ha ensanchado, ahora soy capaz de meterle la mano dentro. Desde luego el que se la lleve a la cama deberá tener un buen instrumento si quiere satisfacerla. El amigo de su madre no ha conseguido jodersela. Ella lo ha rechazado siempre.
Cuando veo a su madre me río de ella y, luego cuando baja Adela, la pongo a cuatro patas y me la tiro por el culo, entonces pienso que se lo hago a su madre y ataco con mas saña, casi para hacerle daño.
FIN