Estaba yo chateando una noche cuando empecé a escribirme un hombre que pareció muy interesante, se describió así: 1.95 metros de estatura, ojos azules, 80 kilos de peso y con una verga de 25 centímetros y bien gorda, la mía mide 21 y también es gorda le dije, además de ser moreno, 1.85 de estatura y de ojos verdes. Decidimos conocernos, la sola idea de ver ese tremendo hombre con esa herramienta que acababa de describir me puso muy caliente y aproveché de hacerme una paja mientras le daba mi dirección. Eran como las 9:00 de la noche cuando llegó, cuando lo vi era más guapo de lo que imaginé. Él dijo que yo le parecía mejor que en la fotografía que le mandé a su email. Fue en eso que nos besamos tan apasionadamente que yo me imaginé en el cielo metí mi mano en sus jeans ajustados y toqué esa tremenda verga. Inmediatamente le bajé el cierre, saliendo una tremenda verga, sin dudarlo empecé a mamársela, oh fue tan sabrosa que aun se me hace agua la boca él mientras tanto se quitó la camisa y pude ver ese pecho tan hermoso lleno de vellos, realmente parecía un oso. Después le mamé las bolas; y le empecé a trabajar el ano. Al él encantó el beso negro… Ya estando tan excitado me dijo que me quitara la ropa y empezó a besarme el cuello se fue bajando hasta las axilas. Yo no me imaginaba que bajo mi brazo no sería así de placentero él me hacia gemir de placer, luego baja hasta mí estomago llegando a mi verga que como dije antes mide 21, pero no tan gorda como la de él. Él se la metió en su boca y no sé cómo pero hasta los huevos se alcanzó a meter en su boca. Casi explotaba en ese momento, después le dije que si le gustaba sexo anal, me dijo que sí. Yo rápidamente alcancé mi caja de condones y saqué dos extragrandes. Antes de ponerle el condón le chupé ese inmenso y descomunal monstruo suyo y él hizo lo mismo conmigo. Yo se la metí primero, ese hoyito era tan apretadito que mi verga nunca había sentido algo así antes, me lo cogí boca arriba ya que quise ver su hermoso rostro gimiendo de placer y besarle al mismo tiempo, después sin eyacular sé la saqué y le dije que me sentaría en su fierro caliente, yo estaba un poco temeroso por el tamaño de esa verga pero mi saliva ayudó y me la metí toda en mi culo. Esa verga tan hermosa y fantástica en mi culito era como estar en el aire suspendido, estaba gozando tanto, se movía tan rico contorsionando todo su cuerpo, la verdad estabamos gozando totalmente, sudábamos como locos, nos la metimos por turnos por casi una hora de placer cuando él me dijo hagamos un 69. Nos sacamos los condones y chupamos nuestras vergas con avidez un buen rato, finalmente ambos nos vinimos al mismo tiempo gimiendo y gritando de placer, yo pensaba que no podría tragarme toda su leche que era bastante pero lo hice sin perder nada, mientras él se tragó toda la mía, nos besamos compartiendo nuestras respectivas leches, conversamos un rato y luego nos quedamos dormidos, pero me pareció que fue un instante cuando siento que él nuevamente me esta chupando mi verga, me mira y me dice ¿te gusta? , me encanta le respondo, luego se acerca a mí y me da un beso, sabes me dijo: Esta es la primera vez que lo hago con un hombre, antes tuve una novia con la cual hacíamos el amor pero no sentía nada comparado con lo que siento contigo, a ti he entregado mi ano virgen, pero sabes que no me arrepiento porque ha sido maravilloso, es más quisiera pedirte que me lo metas nuevamente. Sin pensarlo dos veces le acosté de espaldas y le levanté las piernas poniéndolas sobre mis hombros y se la metí suavemente, él gemía en cada estocada que yo le daba y me decía rómpeme el hoyito que ahora es tuyo, esas palabras me calentaban más y se lo introducía con más fuerza, mientras él se masturbaba y gemía como un animal en celo, yo estaba que explotaba porque él apretaba su esfínter contra mi verga y me hacía dar grititos de placer, realmente estaba tan rico que finalmente no pude más y acabé dentro de él dando gritos de placer mientras él lanzaba toda su leche en mi pecho, lo que me llamaba más la atención era que su leche era abundante siempre, parecía un río de semen. Él lo tomaba con su mano y se lo echaba en la boca, luego me dio un beso y compartió conmigo su leche que debo reconocer ha sido una de las mejores que he saboreado. Después de ese día tuvimos muchos encuentros muy placenteros, pero a mí se me ocurrió presentárselo a un amigo que termino yéndose con él para el norte de Chile.