Hacía algunos años que había dejado de ver a Laura, la verdad la recordaba de mis primeros años en el colegio y a pesar de que me atraía sexualmente, tenía entre sus atributos que más me enardecian sus ojos, imagínate!. Bien, tenía ya más de 10 años de no verla y la verdad hacía tiempo que lo deseaba, más que todo para saber que había sido de ella, la verdad es que en varias oportunidades estuvimos a punto de hacer el amor en nuestros años estudiantiles, pero al final nuestras expectativas del futuro habían echado todo a perder, para esta época yo ya me había casado y siendo honesto estaba muy tranquilo en casa.
Fué un Sábado durante la visita a varias tiendas que me la encontré comprando algunos adornos, no pude menos que impresionarme, el tiempo había hecho cosas fabulosas con su cuerpo y la verdad es que me excité bastante. Ella era una chica de facciones orientales, su padre era emigrante y la verdad es que ella tenía un busto no muy grande, pero muy bien formado, además contaba con un par de hermosas y bien torneadas piernas, una carita inocente, además de ser extremadamente agradable y poseer un aire de misterio que embrujaba, era en suma una hermosa chica además de que era extremadamente inteligente.
Mientras pensaba eso podía apreciar los hermosos cambios que estos 10 años habían actuado sobre su figura: Sus caderas se habían ensanchado y era dueña de un culo bastante grande que paraba el tránsito, además sus pechos se habían rellenado formando un par de hermosos y bien vistosos riscos que bien valía la pena escalar. La hermosa palidez de su rostro estaba coronada por la oscuridad de su cabellera larga, aun hoy la recuerdo con gran excitación….
La saludé efusivamente: «Cómo estas Laura?!!! Qué alegría verte, hace tanto tiempo!!». Su sorpresa fué intensa y me abrazó, me sonrojé un poco y de inmediato terminó su compra y nos dirigimos a tomar un café. Luego de hablar varias horas de nuestros viejos tiempos y ya caída la tarde me dijo: «Tienes que visitar mi casa», algo que me hizo prometer. Cuando me dirigía a mi casa una mezcla de victoria-pérdida me entristecía, ya que me había enterado de que hacía un par de años se había casado con un desconocido y yo no estaba enterado hasta ese momento.
En fin, habia prometido visitarles dos días más tarde, tiempo que no tardó en pasar. Al rayar las 8 de la noche, toqué su timbre y de inmediato fui recibido por Carlos, que había sido muy popular entre las chicas por su adicción a las mujeres y sus grandes dotes (Cómo descubri tiempo después al sincerarse algunas conocidas mías). Luego de la cena, que por cierto fué exquisita, compartimos algunos momentos en la sala, luego de degustar cierto vino que tenían empezaron a hablar de algo que al principio no comprendí, luego de algunos cuchicheos, asumo debido a la bebida, nos retiramos a la terraza donde tomamos aire un rato, luego Laura me preguntó si podia ir por otra botella, a lo que de inmediato asentí. No dudo que por efecto del vino estaba un poco desubicado y equivoqué la puerta de la despensa y por error entré a un pasillo, en ese momento no lo sabía, pero Laura me había seguido.
Me senti un poco mareado y al intentar regresar me topé de frente con ella, el licor, su perfume, la gran cantidad de recuerdos mutuos y su gran belleza conspiraron en ese instante contra mí, su boca ahora era un manjar prohibido, no pude resistirme y la besé con pasión, beso que fué correspondido de inmediato con su húmeda y deliciosa lengua, caer en esa tentación y llevarla al baño mas próximo fué cuestión de segundos, ya adentro levanté su vestido y le retiré su pantaleta aprovechando la cercanía para deleitarme con la vista de su hermosa pepa… Mmmmmm! aun me erizo solo de recordar… La usaba con el vello muy corto, casi una sombra, de modo que se podía notar claramente la forma de sus caderas, el monte de venus y por supuesto sus labios vaginales…
Instantes después le abrí el sostén y me dediqué a saborear aquella delicia de tetas… Mientras ella abría la bragueta de mi pantalón, sacando delicada y tiernamente mi verga, «Mmm- decía -vamos a ver el bastón de este caballero!»- al tiempo que empezaba a jadear -ah!, ah!». Yo mientras tanto, levantaba su vestido negro y acariciaba el delicioso culo que tenía a mis manos, estaba calentísimo, luego de algunos jadeos más tenía sus pezones en mi boca, eran bastante grandes haciendo juego con aquellas deliciosas tetas, una vez que las había succionado un buen rato Laura ya tenía mi verga en su mano y se me había hinchado a un tamaño apreciable, en aquel momento me percaté de que se había quitado los calzones y ahora se acariciaba su pepa con la punta de mi miembro, durante aquel ejercicio se me pusieron los pelos de punta, su raja estaba mojadísima, era algo para no olvidar… Luego me confesó que el vino la hacía perder la cabeza por lo que lo evitaba siempre, hasta esa noche…. Mientras tanto la recosté contra la puerta y como pude le estrujaba su delicioso y blanco trasero. Laura luego me invitó a sentarme en la taza del baño, momento que aprovechó para degustar mi verga, aun recuerdo esa deliciosa sensación, «Eres unica Laura, Ohhh!!!» jadeaba yo a punto de venirme.
Yo lo había olvidado, pero cuanto escuché una voz masculina llamando a Laura se me apagó la emoción «Laura, donde estás!???? Laura! Mira que dar una cena y perderse!». Yo me quedé helado, nunca había estado en esa escena y la verdad nunca me han gustado este tipo de chistes, ella se puso pálida y me recomendó: «Salgamos cuando él se haya retirado un poco y luego yo voy por la cocina y tu por la terraza, luego le serviremos más vino, él no tiene gran resistencia, por ahora dejame vestirme». En ese momento ella se puso de pie y me dio la espalda, pero ya yo no podía más, así que al volverse aproveché para sostener su culo, mientras mi lengua traviesa navegaba por todo aquel hermoso territorio, ella al ver mi interés no solo no se retiró, sino que por el contrario aprovechó para agacharse dejando sus agujeros a mi total disposición.
No tardó mi lengua mucho en llegar a su ano, empecé a lengüetearlo largamente mientras ella experimentaba cosas nuevas, «Mmmm!, eres un pillo», me dijo, «Encontraste mi punto débil, dale amor, más adentro!». Había dado en el blanco y ahora combinaba mi lengua dentro de su ano con mi dedo corazón dentro de su pepa y en las proximidades de su clítoris! El efecto no se hizo esperar y a los pocos segundos me dijo : «Métemelo por el culo», lo que no dudé en hacer, haciéndola sentarse en mi parada verga. Cada embestida la agitaba más, por lo que luego de varias inserciones empezó a jadear «Mmmmmm! Ahhhhhhh!, ahora méteme el dedo, aaaaaaaaasisiiiiiiií!», fué en ese momento en que mi verga explotó largando grandes chorros de semen dentro de su ano, mientras tanto ella experimentaba, creo yo, un exquisito placer, por lo que pude deducir.
Luego de algunos instantes volvimos a la terraza, como habíamos convenido, al retirarse me dijo, aún no hemos terminado nuestro reencuentro.