La dueña del caballo disfruta de él
Esto que os voy a relatar sucedió hace algunos años, un fin de semana fuimos a la finca de una amiga nuestra, un grupo de amigos, estuvimos haciendo de todo, pues en el campo había variedad, caballos, cerdos, vacas, …, e incluso un lago.
La dueña de la finca era Mónica, morena, de complexión mediana, un poco rellenita, pero con un cuerpo que te atraía, con pechos grandes, en resumen sin ser una chica espectacular, si te daba bastante morbo, y yo me sentía atraído por ella, así que cuando nos fuimos todos a nuestros cuartos, y quedaron dormidos, me dirigí hacia la habitación de ella, llegué y golpeé la puerta y no contestó, así que la abrí, entonces pude ver que no se encontraba allí.
Salí de la casa, y me dirigí al establo, donde había luz, miré por la ventana, y allí estaba Mónica, estaba acompañada de un caballo alto, negro, peludo, fornido y nervioso, al cual estaba acariciando en el lomo. De repente, Mónica se agachó un poco por la parte trasera del animal, y sin preámbulos, se fue directamente al miembro del animal, estaba flácido, pero ella le retiró hacia atrás de un tirón la piel, el caballo nerviosamente retrocedió un poco, pero ella lo calmó acariciándolo un poco.
Cuando se pacificó, Mónica se llevo el miembro a la boca, y lo embutió en ella, el caballo reaccionó, y su aparato comenzó a endurecerse con cada movimiento de los labios, con cada lamida, con cada chupada, llegando incluso el tamaño que alcanzó a dificultar la tarea de la chica. Seguidamente, Mónica se desnudó por completo, y con su mano, masturbándolo, mantuvo el nivel de la verga de la bestia.
Tras un rato así, ella tomó al animal por las bridas, y lo ató a una pequeña columna, cerca de la paja, se sentó en ella, y tomó de nuevo en sus manos el instrumento del caballo, masajeándolo y manteniendo la erección. En este punto, lo acercó a su rostro y trató de hundirlo completamente en su boca, pero su cavidad bucal por mucho que se esforzó, apenas poco menos de la mitad de la verga pudo alojar en su boca, por lo que continuó con la succión, los chupeteos y las lamidas, el animal se ponía intranquilo, daba pasos hacia atrás y adelante, tenía su miembro tieso, inmenso. Mónica cogió el miembro con las dos manos, y continuó mamándolo, a continuación, ella se refregó el miembro del animal sobre sus pechos y su rostro.
Tras esto, Mónica cogió unos pequeños paquetes de miel, de los que se les echan a las tostadas, los abrió, y lentamente derramó un poco sobre sus pechos, el animal percibió el olor, alzo las orejas y volvió la mirada hacia el lugar de donde provenía. El caballo acercó el hocico a pocos centímetros del pecho y olfateo todo el contorno unos segundos, luego la enorme lengua lamió la miel, sus senos se tensaron, sus pezones se alzaron y vigorizaron al sentir la lengua, pasados unos segundos, la miel se terminó y el animal cesó.
Mónica tomó la miel restante y la vació por casi todo su cuerpo, el cual estaba viscoso, el animal volvió a sentir el olor y se acercó a la hembra. El caballo continuó dándole lengüetazos, Mónica gozaba de la lengua tendida en la paja. Al rato, la chica se puso a gatas, mostrando su trasero al animal, lleno de miel, el animal comenzó a lamer la miel, Mónica sentía un gran placer, la lengua recorría desde su clítoris hasta su ano. Pasado esto, ella estaba deseosa de ser penetrada, entonces, cogió una caja de madera alta, la colocó bajo el animal, y a continuación se metió boca arriba entre el estrecho espacio que quedaba. Seguidamente, dificultosamente fue llevando el miembro del caballo hasta le entrada de la vagina, y el aparato gigante, hinchado al máximo, se fue introduciendo, produciéndole un dolor intenso, pero Mónica retuvo el grito que su garganta quería soltar y soportó el primer impacto de la bestia en sus entrañas.
Una vez que el miembro la había perforado en toda su capacidad, la chica comenzó a moverse frenéticamente y con golpes de cadera hacía que el grueso instrumento entrara y saliera de su vagina.
Así estuvieron un rato, hasta que ella notó que el caballo estaba a punto de eyacular, entonces se quitó el aparato que tenía incrustado, apartó la caja y se arrodilló de nuevo bajo el miembro erguido y lo embutió en su boca, casi desencajando sus mandíbulas, en ese momento la bestia descargó todo su líquido, su boca no tenía la suficiente capacidad para contener semejante volumen de esperma y este cayó sobre sus senos, su abdomen y sus muslos.
Yo me dirigí a mi habitación, me masturbé pensando en lo vivido, e intenté dormir, cosa que no pude de pensar en la experiencia.