Niky y su esposo Juan eran nuestros amigos desde hacía años. Compartíamos las reuniones de los Sábados, salíamos juntos a bailar o comer y nos visitábamos regularmente. Nuestra relación era rutinaria como puede serlo una relación de amistad entre parejas casadas de profesionales. Rutinarias y hasta aburridas. Nos juntabamos los Sábados en casa de ellos o en la nuestra, bebíamos moderadamente, charlábamos o veíamos videos y nos acostábamos tarde.
Un día que habíamos bebido más de la cuenta, Juan propuso como una broma si en vez de ver una película de las normales no veíamos una película «Porno» que había conseguido. Tanto María (mi esposa) como yo veíamos algunas de vez en cuando, pero nunca lo habíamos hecho con otras personas. La bebida y el aburrimiento nos impulsaron a aceptar y los cuatro nos tiramos en la gran cama de Juan y este puso un video hard porno.
Pronto cesaron las risas y los comentarios jocosos. Los cuatro mirábamos las imágenes y se sentía una tensión palpable entre nosotros. De reojo capté un leve movimiento y disimuladamente observé que Niky tenía la mano entre sus piernas y se apretaba la vulva a través del pantalón. Juan tenía un tremendo bulto que revelaba su erección. Yo empecé a sentirme más nervioso y confuso y María también, en un momento mi esposa se levantó y diciendo que era muy tarde, cortó el curso extraño de la reunión y nos retiramos. Pero aunque ninguno lo mencionó, aquella noche había resultado excitante y al volver a la casa hicimos el amor apasionadamente… Mientras yo la penetraba me susurraba al oído…
-«Viste…viste…a Niky….la viste??… Se estaba masturbando delante nuestro!!! «.
Nuestras reuniones ahora estaban cargadas de expectativas. Yo empecé a mirar a Niky con otros ojos. Y las miradas de Juan a las piernas de María eran más que elocuentes. Cuando una noche Juan propuso que jugáramos a los dados y que el que ganará podía pedir al perdedor que hiciera lo que se le antojara aceptamos. Niky perdió la primer partida y Juan ganó.
-«Sácate el pantalón….y muéstranos las nalgas…»- le ordeno a su esposa!.
Ella se retiró al baño a quitarse la prenda. Yo estaba atonito y excitado, no lo podia creer. María se pasaba la lengua por los labios nerviosamente. Niky volvió cubriéndose con una larga casaca que le llegaba casi a las rodillas, luego se volvió de espaldas y la levantó…
-«ohhh..»- mi exclamación ahogada se escuchó claramente.
Las nalgas de Niky eran blancas y perfectamente proporcionadas, sus muslos suaves y tersos, la linea fina de su cintura que no había perdido pese a los dos hijos. Ella era pequeña y delgada (1.50m , no más), sin embargo sus curvas eran armoniosas y sugerentes. Un calzoncito transparente destacaba aun más su erotismo. Un calzoncito con una reveladora mancha húmeda entre sus piernas. María y yo estábamos absortos… Juan me tocó el brazo…
-«¿Por qué no vamos arriba….a los dormitorios…?»-
Yo asentí, aun demasiado confuso para poder hablar. Ellos subieron delante nuestro tocándose y abrazados. Una vez en el dormitorio de huéspedes se tiraron en la cama.
– «Mejor… mejor nos vamos… » dije.
– «Apaga la luz… y quédense… si quieren…»
Yo apagué la luz, una semipenumbra invadió el cuarto. A la tenue luz que se colaba por la puerta pude ver como él se quitaba la ropa… ¡Iban a hacerlo allí mismo!! ¡Delante nuestro!! El gemido de María me hizo volver la vista hacia ella. Me apretó la mano y la llevó contra su pubis…
– «Hagámoslo… hagámoslo aquí… en la misma habitación… ahora mismo…»
Nos desnudamos rápidamente y nos tiramos en la alfombra…
-«OOJJJ..!!!»- el grito ronco de Niky nos hizo mirarla para ver el instante preciso en que era penetrada por Juan.
María me jalaba con impaciencia y no la hice esperar… Estaba tremendamente mojada y entré en ella facilmente. Pronto el ruido de cuerpos, gemidos y jadeos llenó el cuarto… La excitación me hizo venirme rapidamente. Nuestros amigos continuaban copulando violentamente. Tomé a mi esposa de la mano y nos retiramos a nuestro dormitorio. María se echó boca arriba y cerró los ojos intentando calmarse.
– «Se la cogió… delante nuestro… te das cuenta? Lo hicieron en nuestra cara!».
Era evidente que aun estaba excitada. Después de un rato se levantó y entró en el baño del dormitorio.. Mientras esperaba por María, Juan entró al cuarto. Totalmente desnudo y con el Pene semierecto se sentó a mi lado y me preguntó si siempre lo hacíamos tan rápido. Antes que pudiera contestar se abrió la puerta. María regresaba del baño. Vaciló un instante al ver a Juan desnudo en nuestro lecho matrimonial, pero luego se acercó y se sentó en la cama. Ahora mi esposa y mi amigo se miraban con intensidad a los ojos. Nadie hablaba. Sin dejar de mirarla él me dijo.
-«Anda a ver a Niky… anda… vamos…»
Yo no sabía que actitud tomar. Me sentía excluido. Entre los dos había una clara comunicación, intensa y electrizante. Me levanté aun vacilante y vi a Niky hacerme señas desde fuera. Estaba también desnuda y su cuerpito revelaba formas que aun me quitan el sueño. Caminé dubitativo mirando ora a Niky, ora a María y Juan que seguían mirándose sin hablar. Finalmente Niky me tomó de la mano y me sacó de la habitación. Yo me volví a ver hacia adentro y ella me abrazó por la cintura pegando su pubis húmedo y pegajoso contra mis nalgas desnudas.
– «Hace tiempo que Juan desea a tu esposa. ¿No lo habías notado?» me dijo. «Mejor no los mires… él… él se la va a follar, sabes?» Yo me aparté y cerré los ojos.
– «¿Quieres hacérmelo, verdad?… Quieres tirarme en mi propia cama, en las narices de mi marido». Escuché decir a María.
– «¿Y crees que yo… que yo voy a dejarme… asi como así…?»
– «Si» dijo Juan… «Creo que tu deseas más, que yo que te lo haga… Creo que Eduardo no te hizo acabar y que estas caliente… creo que… mejor… dejamos de hablar… si! …si!… tócame la verga!… vamos, chúpala!!… chupa los jugos de mi esposa… mmmm… aaaaa… assssii… chúpalaaa…»
Los sonidos de succión y los jadeos de mi mujer eran claramente audibles… ¡le estaba chupando el pene! De pronto sentí una succión en mi propio miembro. ¡Niky estaba arrodillada mamándomela!. Su preciosa boquita engullía mi pija haciéndomela parar nuevamente. Se levantó y me besó metiéndome la lengua entre los labios.
– «El se va a tirar a tu mujer… ¿No quieres tirarte la suya?»… susurró mientras nos alejábamos hacia el cuarto de huéspedes y alcancé a oir a María gritar…
– «¡Me clavasteee… hijo de puta… me estaasss clavandooo! En mi propia cama matrimonial!!… siii hazloooo… hazloooo !!».
Luego Niky me arrastró a la cama tocándome y acariciándome me guió sobre ella… era hermosa. Sus entrepiernas estaban increiblemente mojadas…
– «Vamoss… penétrame… vamosss» – me decía al oído.
Aun nos llegaban los ruidos, jadeos y frases entrecortadas del otro cuarto… Crujidos de cama y violento choque de cuerpos nos indicaban más un combate que un acto sexual…
– » Juan es así… un animal… pero tu eres más suave… más gentil… vamos házmelo…»
Finalmente olvidé a Juan. Olvidé a mi esposa… y penetré en la pequeña y lubricada vagina de Niky…