He leido muchas de las historias que hay expuestas en estas páginas de relatos heróticos; unas me parecen extremadamente rebuscadas y otras (las menos), tremendamente reales, ni que decir tiene que hay un tercer grupo entre las dos, las que pueden que sean y pueden que no sean. Por mi parte os contaré una historia tan real como la vida misma, si os quereis masturbar mientras la leeis sois libres de hacerlo, pero mi historia no va dirigida a desesperados del sexo, sino a otro tipo de desesperación, la que se sufre cuando estas con la pareja que amas y no puedes transmitirle el placer que se siente en el acto sexual.
Cuando dos personas se aman y se lo hancen saber a su pareja de la forma más bella y placentera, cuando hacen el amor, no solo centran el placer en SUS genitales, si no tambien en el placer experimentado por la persona amada. Hasta aqui todo es ideal, todo de principes azules y adas madrinas. Pero la realidad llega cuando amas a una virgen (en el más amplio concepto de la palabra), virgen tango en lo físico, como en lo psíquico (nunca han estado con un hombre y nunca se han masturbado). La história se complica más cuando esa persona tiene un impedimento en sus genitales, como por ejemplo vagina infantil mezclado con un himen tan duro que ni siquiera una ginecóloga sería capaz de atravesarlo de forma manual y sazonado con una inexistencia del utero o matríz (afortunadamente sí tiene ovarios maduros y activos). Para una persona que su meta principal en la vida de pareja es la satisfacción sexual, no habrian dado un duro por una relación duradera.
Bueno, pues aqui vine la solución que yo le di a ese problema: al principio de nuestros primeros contactos, ella no sentia nada, absolutamente nada (como muchas otras mujeres, que estando perfectamente de salud nunca han tenido relaciones con otras personas ni con su mano ;)), mis intentos de penetrarla provocaban que mi pene resbalara. Algo que me parecio curioso era que ella lubricaba pero no disfrutaba; bueno, pues despues de eso, casi siempre acababa por pedirla sexo oral (aun asi, ella seguia sin sentir nada). Esta situación se prolongó por más de 5 meses, hasta que un dia, nos fuimos a su pueblo, alquilamos una habitación, me armé de paciencia y toque en todos los sitios habidos y por haber. A esas alturas de la relación, ella se humedecia cuando la besaba apasionadamente. Pues bueno, comenzamos a besarnos, a ella la volvia «loca» que la besara en el cuello; pues me pasé cosa de media hora a tres cuartos besandola por la cara boca y cuello. Ella respiraba como una locomotora, estaba calada hasta los pantalones, con lo que decidimos quitarnos la ropa. Ante tanta excitación, decidí hacerla «sufrir» un poquito, la hacia desear que la besara, la dejaba con la miel en la boca, y cuando ella más lo deseaba yo se lo daba, mezclado con una tanda de caricias en su clitoris y alrededores. Con esta técnica ella descubrio un leve cosquilleo, con lo que me cebé en esa leve pista. Cuando el nivel de flugo empapaba ya las sabanas de la cama, comencé a estimularla con la boca, de una forma sutil, dejandola siempre que deseara más, que fuera victima de su propio deseo. Bueno, pues de esa forma tuvo su primer orgasmo (fueron tres en uno, ya que mientras la estimulaba el clitoris la estaba acariciando el perineo, que es esa zona que va desde el ano a los genitales).
Pues os puedo asegurar que despues de eso, mis relaciones cambiaron rotundamente, de ver como ella era indiferente, a verla participar en plana acción, aun sin penetraciones, solo con su placer aumenta mi deseo y sus caricias me acercaban al cielo.