Un mes antes comencé a planear su cumpleaños. Quería que fuera perfecto, además necesitaba redimirme de los dos años anteriores, que según sus palabras: los había arruinado. Tenía que ser algo especial. Decidí que lo mejor sería secuestrarlo por algunas horas un día antes de su día, imposible hacerlo el puro día, sus compromisos se lo prohíben…
Renté una habitación, en un motel casi a las afueras. Que incluyera jacuzzi. Lo llené de velas. En una florería compré por kilo los pétalos que así van tirando las flores. Eran dos bolsas de plástico llenas de pétalos. Botella de champagne, fresas y chocolates. La combinación perfecta. Decoré la habitación. Por doquier puse velas, eran casi 100. Llené a la mitad el jacuzzi, alrededor velas y adentro, pétalos. Pétalos en el piso, pétalos en la cama. Velas en el lavamanos y hasta en la ducha. En la entrada había globos, globos en el piso, globos en el aire. En la barra de la entrada, dos copas, cada una con fresas y chocolates, esperando ser llenadas por el champange. En el centro de la cama una rosa. Era la tercera y última ocasión que le prepararía algo. Las dos ocasiones anteriores, una especie de festejo del cumplimiento anual del inicio de nuestro arrebato sexual. Así que dada la experiencia anterior, esta ocasión debía ser la cúspide del clímax de la perfecta ambientación para el sexo.
Ya le había pedido, que me regalara al menos un par de horas en la tarde noche. Que fuera a mi casa, que le quería dar su regalo o algo así. No recuerdo bien. Al salir del motel, después de decorarlo, me coordiné con una de las mucamas, para que a determinada hora, entrara a la habitación y comenzara a encender las velas y terminara de llenar el jacuzzi. Se supone que esos lugares, están diseñados para no ser visto. Ese día me convertí en la más vista, porque hubo también que coordinarse con la persona de la entrada. Evitar todas las preguntas. Que solo viera mi carro y levantara la pluma. Después de varias horas organizándolo todo. Salí de ahí, llegue a lavar el cochecito. Acción seguida, mi casa. Bañarme, cambiarme. Cabello lacio, maquillaje muy leve. Un liguero, medias, una cadena con un dije, zapatillas y un abrigo.
Para variar estuve lista mucho antes de la hora convenida. Más de media hora antes. Yo temblaba. El factor sorpresa me enloquece y me excita en demasía. Así que por sí la excitación que la misma situación ya me otorgaba, decidí salir a comprar cigarros. Pero así, vestida, con un solo abrigo y llevando solo un ligero, comprado exclusivamente para él. Sabía que eso, me encendería y me dejaría más que lista para él. Tomé valor, salí, manejé algunas cuadras, me bajé. Juro que sentí que todas las miradas estaban en mí. Que se traslucía por sobre mi abrigo. Eso me excito en cantidad, como pude pagué. Era un manojo de nervios. Aún faltaban como 15 minutos, él tiende a ser puntual, siempre con unos 5 o 10 minutos de retraso, nunca más. Así, que durante 15 minutos manejé, por las calles aledañas a las de mi casa. Llamé a mi amiga y le dije lo nerviosa que estaba. Siempre me ha emocionado dar regalos, mucho más que recibirlos. La reacción en las personas es lo que me hace feliz y en algunas situaciones, como esa me vuelven loca. Calculé que ya era hora de que él hubiera llegado. Cabe mencionar, que un par de ocasiones antes, pasé por mi casa esperando verlo estacionado afuera, pero no lo encontré. Cuando estoy por doblar la esquina de mi casa, veo que se está estacionando. Se baja de su carro y le digo, súbete! Traía conmigo una pañoleta, la idea era ponérsela en los ojos. Manejé algunas cuadras, me estaciono y le digo, has el asiento para atrás y ponte eso en los ojos. Cuando se lo puse me dijo, no me gusta tener los ojos tapados. Entonces ciérralos. Claro que hasta hoy en día no creo que los haya cerrado! Lo más desagradable de mi noche, fue cuando el amante que llevaba comienza hablar de trabajo. Quise ahorcarlo. Había estado planeando durante tanto tiempo su regalo, para el amante, para el hombre y no para mi jefe. Dios sabe que por mi mente arrebatada pasó el regresarnos a mi casa y mandarlo a donde sea que según su historia tenía que ir. Me contuve, como muchas otras veces, y lo único que hice, fue responder. Yo manejaba, pensando en que lo estaba perdiendo. Me metí por calles que jamás había andado hasta llegar al motel.
La persona de la entrada hizo su trabajo perfecto. Vio el auto, levantó la pluma sin mayor cuestionamiento y ruido. La habitación era la primera. Me estaciono, bajó la puerta y le entrego una carta. Esa carta era un confesionario sin padre. Pero igual tenía una segunda función, ganar tiempo. Mientras él la leyera, yo revisaría que hubiesen encendido las casi 100 velas en la habitación. Se la entrego y le digo: Lee esto. Ahorita regreso por ti. No todas las velas estaban encendidas, así que me avoqué a ello. Cuando salgo por él, voy le abro la puerta del carro, camino detrás de él, le abro la puerta de la habitación y veo su cara. Su sonrisa. Esa sonrisa una vez más hizo que todo el esfuerzo hubiese valido la pena.
Recorrió la habitación, con cara de sorpresa, mientras tanto, yo llenaba las copas. La navidad anterior a su cumpleaños me había regalado un dedito vibrador y un líquido lubricador, que en realidad ese último fue un autoregalo. Me lo regaló, pero él único que ha disfrutado de el ha sido su verga… Con el dedito no había tenido mucho tiempo para jugar… Esa noche los llevé.
Sorpresa, se acerca y me quita el abrigo y no hay ropa abajo. Reacción, sonrisa placentera de encontrar solo un liguero. Llegamos a la cama, me besa, me abraza. Saco el juguetito. Se lo pongo en el dedo y comienza a jugar con mi clítoris mientras mi mano lo conduce. Se lo quita y me lo da. Tú sabes mejor como… Me pongo liquidito en la palma de mi mano y comienzo a subir y bajar por su deliciosa verga, al tiempo que el juguetito está en mi clítoris, pero, un dedo tiene el juguetito y hay cuatro más que se entretienen abajo en mi vagina. Comenzamos a coger. Él arriba, yo arriba, cambiamos posiciones. Me muerde aquí, me estruja allá, me susurra algo, me besa, me embiste, y pronuncio su nombre. Su nombre solo lo digo segundos antes del orgasmo y durante este. Pero era una tarde-noche especial. Había que hacer algo diferente. Ya una vez antes, había sido dueño y señor de mi culo. Una noche de alcohol. Pero esa noche, teníamos a penas un par de copas de champange. Así que lo propone y con ayuda del liquidito, le pido que entre despacio, muy despacio, porque duele. Era su cumpleaños. Sí no le niego nada en un día normal, ahora menos en el festejo de su cumple, porque aún faltaban algunas horas…
Es entonces cuando comienzo a sentir la puntita de su verga entrando por mi culo. Muy mojada, gracias al líquido, aún así duele. Despacio por favor… no dejo de repetir. Los primeros instantes fueron de dolor. Pero poco a poco, fui sintiendo como mi culo fue cediendo, se fue abriendo y lo fue aceptando, recibiendo, acogiendo. Me dejé ser. Bloqueé el dolor y solo sentí su verga deliciosa adentro de mí. Y solo pensaba: Más suya no puedo ser. Qué más le puedo dar, sí ya también es dueño de mi culo? Se movía riquísimo, no paraba, sus gemidos únicos, mismos que me excitaban y mojaban. No podía detenerlo porque comencé a sentir algo diferente, un placer nunca antes experimentado. Eran unas pequeñas explosiones, sentía como me subía y me bajaba la sangre, como mi placer iba en aumento. Era algo nuevo. Iba a ser su cumpleaños, era su regalo, pero jamás se imaginó la clase de regalo que me estaba dando. No se sí tenía los ojos abiertos o cerrados, pero sólo se que lo estaba viendo a él. No quería que su verga saliera de mi cuerpo, no quería que se detuviera. Quería más. Demandaba más! Descubrí como ciertos músculos de mi cuerpo comenzaron abrirse y aceptarlo. Cada vez que su verga entraba, lo deseaba más y más duro, más y más fuerte!!! Dentro, adentro. Estaba muy caliente, se estaba cogiendo por el culo a su empleada… cuando pensé eso me volví loca. Aún lo recuerdo, recuerdo la sensación, recuerdo sus manos metiéndome más él, a lo más profundo que su verga pudiese llegar adentro de mi culo. Fue cuando sucedió lo inesperado, ni siquiera la opción vivía en mi mente… EXPLOTÉ. Llegué al orgasmo. Me cogió por el culo y me vine. Me hizo venir. Pudo hacerme venir. Gracias a Dios soy Multiorgásmica. Yo sola me puedo hacer venir hasta 5 veces. Es una bendición. Estoy consciente de que soy DEMASIADO SEXUAL Y CALIENTE, pero que el tipo haya encontrado la forma de hacerme venir por medio del culo, que cabe mencionar que le encanta mi culo, me desarma… Me metió tanto la verga que me hizo sentir diferente. Me hizo venir diferente.
Mis orgasmos son maravillosos, pero su verga en mi culo, hace estragos. En el escrito anterior dije que estoy dispuesta a llevar a la cama a una mujer para que él vea como me coge. Él siempre pide que le cuente de mis cogidas anteriores. Pero a quien le cuento, que aquel orgasmo por el culo, de aquel 6 de Febrero, fue uno de los mejores… El mejor en otro escrito lo contaré y también incluyó una botella de champange!!! La escena MÁS DELICIOSA EN MI VIDA…
Papi la más caliente jamás dejará de pedirte que la sigas cogiendo, por el culo o por donde tú quieras!