Con mi pareja hacía un tiempo que recurríamos en conversaciones con la temática de la sexualidad y de lo rutinario de nuestra vida sexual, de los gustos o fantasías que teníamos ambos y la posibilidad de poder concretarlas.
Ese sábado se nos ocurrió invitar a unos amigos a cenar, finalmente por distintas razones la mayoría no pudo venir por lo que a la hora de la cena sólo apareció un ex compañero de la facultad de mi chica con quien yo había pegado buena onda y nos llevábamos bastante bien. No era la primera vez que venía a casa y, por lo que ocurriría ese día, no sería la última.
Pizza, cerveza, vino… veíamos la tele, pasábamos por la compu… risas y buen humor. Cuando la botella de vino quedó vacía y las risas ya eran carcajadas por cualquier cosa, el muchacho descubrió la botella de tequila y propuso hacer unos shots. Trajimos el limón y la sal correspondientes y comenzó la ronda. En la segunda vuelta, el compañerito, entre risas propone que mi mujer le sostenga con la boca el limón para que el se lo saque con su propia boca, mi novia me miró asombrada, pero descubrí que detrás de ese asombro había excitación y curiosidad. Fue un instante de miradas que dijeron todo, todas las charlas que teníamos podían comenzar a tomar un rumbo preciso y real en ese mismo instante.
Fueron segundos y ambos aprobamos la idea. La cuestión no fue gran cosa, ella se puso el limón en la boca, el pegó el sorbo de tequila, y le sacó el gajo y sus labios se rozaron un breve instante, pero eso disparó nuestra excitación a los cielos. La charla derivó en temas sexuales, el flaco me confesó que cuando conoció a mi mujer se la quiso levantar, que era muy linda (todo eso lo sabía de antes por boca de ella que oportunamente me había contado). La cuestión es que, no sé por que motivo comenzamos a hablar de cine y surgió el tema de las películas de Rocky… Y teníamos una disputa con el pibe si la pelea con Mr. T era en Rocky 3 o 4. Nosotros (mi chica y yo) decíamos que era en la 4 y el pibe aseguraba que era en la 3. El asunto es que en la discusión el muchacho me propone:
– Si tan seguros están de que es en la 4, les apuesto que, si tengo razón, vos me dejas que ella me haga una paja adelante tuyo – dijo señalándome.
Nos reímos pensando que era un chiste de borrachos, ella me decía dale, apostále total tenemos razón, pero si ganamos que el se ponga en bolas en el balcón y salude al primero que pase… Bueno, dale, y estrechamos los tres las manos. Recurrimos nuevamente a Internet y descubrimos que el flaco tenía razón. Al principio fueron todas risas, luego el compañero insistió sobre el pago e invitó a que brindemos con otro shot de tequila. Después del trago nos volvió la excitación. No cruzamos una sola palabra con mi chica, sólo nos miramos y sonreímos al imaginar la esa situación.
– Bueno, voy por la cámara – dije – esto habrá que registrarlo.
Y ambos estallaron en una carcajada…
-Y yo me voy a poner algo mas cómoda y un poco mas arreglada – dijo mi novia – no pensarán que voy a salir así en el video, ¿no?
Mientras ella se cambiaba y yo preparaba la cámara, el muchacho se acomodó en el sillón y yo le alcancé un preservativo
– ¿No pensarás ensuciarme todo? – dije – Encima que te presto la mano de mi mujer, no me vas a dejar tu regalo en el sillón.
Ella apareció con un camisón corto, que dejaba al descubierto su diminuta bombacha calzada en su bellísimo trasero, sin corpiño y lista para pagar su deuda…
– ¡Eh! Es sólo una paja, nada más, ¿eh? – le dije con sorna a mi novia.
Abrimos el futón, el se acostó y bajó sus pantalones y calzoncillos dejando al descubierto su miembro, mi chica se acomodó y se sentó sobre sus muslos, de frente a él y le colocó el preservativo. Yo preparé mi cámara pero el flaco me la arrebató y dijo
– Yo filmo, vos limitate a mirar y nada más
Tomó la cámara, la encendió y dio la orden:
– Cuando quieras, bebe.
Me recosté al lado de ambos y veía como ella le sacudía la verga a su compañero mientras ambos me dedicaban enormes sonrisas.
– Mmm.. qué durita – decía mi chica y aumentaba la frecuencia de su mano.
El pibe estiró una de sus manos y comenzó a acariciarle las tetas a mi mujer:
– ¡Epa! Eso no estaba acordado – dije inquieto.
– Dejálo que me gusta – me interrumpió ella.
El muchacho metió sus dedos en el escote del camisón y pellizcaba los pezones de mi novia y ella los masturbaba con mas fuerza, ya no había mas risas, era todo excitación… los tres estábamos muy excitados, pero sólo uno iba a acabar en ese momento.
Su verga comenzó a hincharse más y la respiración comenzó a hacerse más fuerte, entonces su jugo comenzó a llenar el preservativo. Cuando acabó se echó la cabeza para atrás y dijo
– ¡Qué buena paja, por Dios! Qué mano que tenés, nena! – me miró y me dijo – ¡Qué pedazo de mujer que tenés, hermano, cómo te envidio, gracias!.
– Gracias a vos – fue mi respuesta..
Esa noche tuvimos sexo con mi novia como nunca.