Hola, mi nombre es Sandra y tengo 29 años. Lo que voy a contar me sucedió cuando estaba estudiando en la universidad.
Para que todo quede claro me gustaría describir algunas cosas primero.
Estudié los primeros dos años de mi carrera cerca de la ciudad en la que nací para posteriormente terminar la carrera en otra ciudad (a 8 horas de distancia) en Monterrey (México). En la preparatoria me hice novia de un chico (Gustavo)
y esta relación duró toda la carrera universitaria a pesar de la distancia pues cuando me fui a Monterrey mi novio se quedó en donde estábamos.
Yo siempre fui una muchacha que no se caracterizaba por salir a reventarse ni nada por el estilo. De hecho podía considerarme como una «seriecita». Es decir, básicamente mi única relación personal y social era con mi novio.
Cuando llegué a mi nueva universidad intenté ser más sociable e integrarme a la comunidad universitaria, así que rápidamente fui aceptada por un grupo de compañeros y compañeras a los cuales les gustaba un poco el relajo del cual
yo no estaba habituada.
Entre mis nuevos amigos se encontraba Roberto. Él es un chico guapo, alto, que nunca ha tenido carencias económicas pero tampoco ha tenido dinero en exceso. Desde el primer momento Roberto hizo notar que yo le gustaba y así les dijo
a sus amigos, que yo ya estaba apartada para él.
La relación que llevaba con todos era buena y la primera vez que salí con ellos a un bar nos la pasamos muy bien aunque yo me pasé un poco de copas. Naturalmente Roberto se ofreció a llevarme a mi casa (rentaba un cuarto independiente
en la casa de una señora) y yo acepté. En el camino estuvimos platicando bien pero al llegar a mi casa se puso serio y me metió la mano entre los muslos y empezó a acariciarlos al tiempo que me decía que le gustaba mucho. Yo, naturalmente,
salí del coche horrorizada pero logró tomarme de la muñeca y evitar que me fuera. Fue muy incómodo pero no pasó nada más.
En el transcurso de los días mis amigos me empezaron a presionar para llevar una relación, aunque fuera sexual, con Roberto, situación que no me molestaba mucho pues la presión era más bien un comentario ocasional. Todos sabían de mi noviazgo con Gustavo por lo que no insistían mucho. Sin embargo, decidí seducir a Roberto y jugar solamente un poco. Así que empecé a usar la ropa que notaba que lo excitaba más (minifaldas y vestidos cortos con escote y pegadas al cuerpo) cuando se me
antojaba verlo babear. Empecé a coquetearle descaradamente y a salir con él.
La primera noche que acepté su invitación me llevó a un antro a bailar. Ahí aprovechó para tomarme de la cintura y frotar su cuerpo contra el mío. En ocasiones metía su pierna entre las mías y me tomaba del trasero y la cintura. La verdad
le permití todo en la pista menos besarme en la boca pues quería que quedara claro que no lo aceptaba incondicionalmente, es decir yo tenía novio y no pensaba dejarlo por él.
Cuando nos sentamos a descansar y tomar algo, Roberto se comportaba eufórico y actuaba como si yo fuera su conquista. Me dejé besar el cuello y los hombros y acariciar las piernas, la cintura y el trasero.
La verdad me excitó mucho esta experiencia, pero en algún momento entre las copas dejó de importarme mucho que le estuviera siendo infiel a mi novio. De cualquier manera me repetía a mí misma que esto era un juego y que yo tenía el control así que le repetí el hecho de que yo tenía novio y que no me interesaba tener esa misma relación con él.
En ese momento metió su mano entre mis muslos y empezó a subir su mano hasta mis pantys las cuales empezó a frotar. Notó que lo estaba disfrutando y siguió así hasta que metió sus dedos bajo mis pantys, fue cuando me asusté y lo detuve un momento. Él continuó con sus dedos sin hacerme caso mientras yo intentaba guardar las apariencias. Entonces le quité su mano y le dije que se estuviera quieto. Ante su insistencia y mi rechazo continuo nos fuimos después de terminar las últimas bebidas que pedimos.
Cuando salimos él fue abrazándome atrás de mí, manoseando mis tetas camino al auto. Cuando nos fuimos en su auto siguió acariciándome los muslos mientras yo me hacía la desentendida. Intentó llevarme a un hotel pero no acepté y lo obligué a que me llevara a la casa en donde lo único que hice fue decirle que se bañara con agua fría cuando llegara a la suya. Su cara me dió lástima, pero cuando me grito una maldición me sentí mejor y se fue.
Con mi novio la situación era la siguiente. Desde que me di cuenta de lo de Roberto yo le conté a mi novio que le gustaba y que me acosaba frecuentemente. La reacción de mi novio me sorprendió pues en lugar de mostrarse enojado y celoso me alentó a que jugara con él, pues según él le excitaba saber que había hombres que me desearan y que finalmente él fuera al único al que me le entregaba. Así que le contaba lo que sucedía y él se excitaba con lo que le decía, aunque siempre me advirtió que no tuviera sexo con él. Así que cada encuentro con Roberto era del mismo tipo y nunca le permití tener sexo conmigo aunque cada vez me gustaba más y deseaba más ser penetrada por Roberto.
A finales de semestre del calendario escolar mi novio me avisó que estaría conmigo un fin de semana así que quise darle una sorpresa y fuí a comprarme un vestido muy corto negro de tela satinada, una tanga de hilo con transparencia, unas pantimedias color natural brillosas (a mi novio le encantan las medias brillosas), unos zapatos de punta cerrada y tacón de aguja altos y un chal negro para sorprenderlo cuando llegara.
Cuando llegó y se lo presenté a mis amigos se notaba la tensión que provocaba su visita, en especial cuando estaba Roberto presente. Mi novio sabía lo que pasaba entre Roberto y yo y desde el primer momento aprovechó toda oportunidad para hacerle ver que él era su hombre y yo su mujer.
Como yo vivía en casa de una señora puritana mi novio no pudo quedarse en mi cuarto, así que él se quedaba a dormir en casa de un amigo de él que también estudiaba en Monterrey.
La última noche de su estancia tenía preparado un cuarto de hotel, pues no habíamos pasado ninguna noche juntos, para nosotros así que me puse mi ropa que tenía preparada para él. Lamentablemente esa noche tenía el compromiso, al cual no podía faltar, de la fiesta de una de mis nuevas amigas. Así que en lugar de ir al hotel nos fuimos a la fiesta primero. Debo hacer notar aquí que desde que salí de mi casa mi novio tuvo el miembro erecto hasta el hotel, por lo que me sentí muy satisfecha de mi elección de vestuario y me fuí excitada a la fiesta pensando en la noche que tenía preparada.
En la fiesta había gente que no conocía mucho además de mis amigos y de Roberto, el cual, al verme, no pudo disimular su asombro y se quedó sin habla cuando lo saludamos. A mi novo y a mí nos excitó mucho eso.
Roberto me invitó a bailar y estuvo tratando toda la fiesta de estar conmigo y alejar a mi novio. Esto lo logró con ayuda de sus amigos los cuales lo apartaban de mi lado platicando con él para dejarnos solos a Roberto y a mí. Después de poco tiempo yo me puse un poco ebria, lo cual implica que me ponía más caliente cada vez, así que empecé a coquetear con Roberto frente a todos de forma disimulada y aprovechaba para darle celos al besar a mi novio apasionadamente cuando estaba cerca. Mi novio aportaba a la excitación manoseándome discretamente y en frente de Roberto.
Me fijé que Roberto hablaba con sus amigos antes de ir a sentarse conmigo. En ese momento sus amigos se las arreglaron para llevarse a mi novio a conseguir cervezas con ellos dejándome a mí sola con Roberto.
Apenas se fueron y Roberto me llevó a la habitación de mi amiga. Ahí me empezó a besar y me arrinconó contra la pared. Empezó a tocarme las piernas y el trasero bajo mi vestido. Me dijo que me deaseaba y que lo estaba matando haciéndolo sufrir con mi novio. Pensar en lo arriesgado de la situación me puso muy excitada sin embargo yo sólo le decía que se estuviera quieto y que regresáramos antes de que llegara mi novio. Él no me hizo caso y siguió besándome el cuello y me agarró mis pechos sobándolos un poco fuerte. Luego me llevó, agarado a mí, hasta la cama en donde hizo que nos cayéramos. Ahí me asusté e intenté levantarme pero él me lo impidió haciendo que cayera de espaldas, entonces él me sujetó contra la cama empujándome por la espalda y me bajó las pantimedias y luego la tanga hasta abajo de las nalgas. Me dijo que sabía que yo lo quería y que obviamente él lo quería mientras se bajaba los pantalones y sacaba su miembro. Los ojos se me pusieron llorosos y me dio un miedo terrible. Escuché que afuera la música seguía muy fuerte y los que estaban afuera no podían oírnosa menos que gritara. Yo estaba aterrada. Después me levantó y me empujó contra el descansa brazo de un sillón que estaba en el cuarto, de tal manera que mi cara quedó contra el asiento y mis nalgas quedaron descubiertas sobre el descansabrazos. Todo fue tan rápido. Sentí cómo me abría por dentro su pene. Violentamente. Aún tenía la lubricación en mi vagina por lo que no me dolió mucho. El calor de su miembro se metió todo en mi vagina mientras yo sólo alcancé a suplicarle que parara. Me dijo que eso me ganaba por jugar con fuego. En ese momento, al sentirlo dentro, se me quitó el miedo y empecé disfrutar la embestida. No podía creerlo de mí, estaba siendo violada y me estaba gustando. Su pene era más gordo que el de mi novio y la sensación en mi vagina era gloriosa. Él notó que me excité y siguió haciéndolo con violencia mientras ahora yo cooperaba incorporándome sobre mis brazos y empujando mis nalgas para una penetración más profunda. Terminó rápido. Fue un chorro prolongado y fuerte. Cuando lo sacó fue cuando me di cuenta que no había usado condón. Eso me espantó muchísismo pero me di cuenta que posiblemente mi novio estaba afuera, lo cual me horrorizó más.
Roberto me dijo que le había encantado la experiencia y que pensaba repetirla. Yo me salí rápido del cuarto y me di cuenta que afortunadamente no había llegado mi novio, a lo cual respiré satisfecha. Mis amigos se dieron cuenta de lo que había pasado al verme la cara a mí y después a Roberto (él se encargó de decirles después). Poco tiempo después llegó mi novio con los demás. En todo ese tiempo estuve pensando en cómo contarle pero finalmente decidí callarme.
Cuando nos fuimos al hotel tuve un orgasmo cuando recordé que, mientras él me lo hacía con condón, yo tenía el semen de Roberto lubricando su pene.
Los ataques sexuales de Roberto continuaron pero desde aquella vez él siempre buscó tomarme a la fuerza y yo siempre intenté detenerlo…al principio. Esa fue la primera vez que le fui infiel a mi novio y también fue la primera vez que sufrí una violación la cual no sabía que deseaba tanto.