Con las primeras notas de la música en la radio, en la oscuridad, mis manos comienzan a quitarte el vestido. Tu respiración se acelera. Luego tu vestido negro resbala desde tus hombros, como el aceite, descubriendo tu piel a la tenue luz que penetra por la ventana. Mi mano agarra tu breve cintura. Acerco mis labios a tu cuello, lentamente, hasta acariciarlo, para dejar escapar junto a tu oido una bocanada de aliento, casi un susuro. Entonces tu espalda se levanta como la de una gata en celo, y tus pezones se agrandan y endurecen desafiando, tal vez, el sonido que sigue saliendo de la radio. Muy despacio mi mano hace recuento de tus costillas, una por una, hasta alcanzar tus pechos, duros como… tú y yo sabemos. Los acaricio suavemente, recreándome en sus formas, mi mano se tensa sobre ellos reprimiendo las ganas de estrujarlos, juguetean con tus pezones. Y tus manos se colocan sobre las mias apretándolas contra ellos, pidiendo más fuerza. Tu mano, ¡que puñetera!, se coloca en mi cadera, tibia y suave, como tú, y comienza a bajar, hasta agarrar bien mi culo, para apretarme contra el tuyo, fuertemente.
Puedo adivinar esa curva que describe y que me vuelve loco. Mi boca se tensa, loca por morder. Pero en lugar de hacerlo busco la tuya, acariciandola con las yemas de mis dedos, recorriendo tu cara, deseando tus labios y hundiendo la nariz entre tu pelo, mientras en la radio, la música sigue creando ese aroma de pasión. Comienzo a besar tu cuello, a humedecerlo con mis labios, a morderlo, deleitándome en lo que más me gusta, el sonido acelerado de tu respiración. Y dejo pasar mi lengua por tu espalda, saboreando tu piel, sintiendo su suavidad, sintiendo…, siempre sintiendo, sintiendo como tú también sientes. Pongo las palmas de mis manos sobre tu vientre, y comienzo a jugar con el borde de tus bragas. Me recreo tanto en ti, que casi me olvido de la firmeza y sensualidad con la que tus manos se deslizan por mis testículos, del calor de tu espalda mientras la restriegas, borracha de placer, contra mi pecho, de tus labios mordisqueando el lóbulo de mi oreja… y mis dedos se empiezan a enredar entre el pelo de tu coño. Los imaginas algo más abajo, y eso te hace extremecer, y aprietas el culo con más fuerza contra mi polla, que grita por verse ya al calor de tu piel. Pero todavía quiero seguir gozando del tacto de tu cuerpo, al arrullo de la música. Así que bajo por tu pubis por el que una humedad salada comienza a deslizarse hasta mis manos.
Acaricio tus muslos, firmes, duros, brillantes con la tenue luz. Acaricio tu culo, paso mis dedos por tu ano, vuelvo a tus muslos, esta vez con intención, poniendo la mano en la humedad y en el calor con que me la aprisionas. Bajo mi cabeza a tu vientre y arranco con furia, con ira tus bragas. Ahora vamos a dejar que nos abrase la pasión, ahora vamos a explotar tú y yo, mientras la música, en la radio, sigue sonando. Poco a poco, separo los pliegues de tu vagina con mi lengua para comenzar a recorrer el interior de tu coño; tus fluidos empapan mi rostro. Mi lengua explora a fondo tu sexo, llega hasta tu clítoris y mis labios lo rodean con delicadeza mientras introduzco mis dedos por tu coño. Sudorosa y excitada levantas tu pubis para poder obtener mayor placer. Por fin notas como se acerca el clímax, sí, en un momento todos tus músculos estallan para que en un instante liberes toda tu carga dejándote en un estado de total relajación. Tu mano busca mi pene, con suavidad lo coges.
Rozas las yemas de tus dedos en su piel, y sientes las rugosidades que destacan en ella. Tus dedos se deslizan hcia abajo y con delicadeza vas bajando su piel poco a poco, descubriendo su interior. Acompañas esa lenta bajada de su piel con tus dos dedos, y descubres todo lo que escondía esa piel. Mientras aprietas con fuerza en su base para que no se te escape. Observas como las gotas chorrean lentamente, y ese fluido viscoso va escurriendo por toda su longitud hasta caer en tus manos. Te das la vuelta, abres mis piernas, te arrodillas y metes tu cabeza entre ellas. Acercas tu boca a la punta y entresacas tu ávida lengua buscando su dulce sabor. Tu lengua pasa por toda la superficie, rehumedeciendo mi humedad, y saboreando esos sabores.
Lo metes en tu boca, y sientes las fascinacion de tenerla en ella, de chuparlo con tu lengua. Y das pequeños mordisquitos… como queriendo disfrutar al maximo de esa experiencia. Colocas tus dientes semiabiertos y das tu primer mordisco…. para después continuar continuar lamiendo su glande. Mientras, con mis dedos juego suavemente con tu clítoris. La excitación se respira. Estás totalmente mojada de nuevo y antes de que yo pueda pensarlo ya estas allí con toda mi polla metida en tu jugosa boca, dándome una monumental mamada, y mientras tanto, en la radio, sigue sonando esa música que tanto te gusta. Te aprieto contra mi cuerpo y sujetando tu cintura poso mis labios en los tuyos. Intento separarme de tu boca, pero vuelves a apretar tu cuerpo contra el mío y sigues besándome. Aquello se convirte en un prolongado y ardiente besazo que yo no rechazo, más bien todo lo contrario. Pongo mis manos sobre tus hombros, abrimos nuestras bocas y empezamos a «juguetear» con ellas mordiéndonos con los labios en un beso más que frenético. Me siento muy a gusto sintiendo cómo nuestros labios se muerden y se saboreaban con ganas. Después mi boca es invadida por tu lengua en busca de la mía que la recibe con ganas. Seguimos abrazados y pegados el uno al otro. Mi corazón palpita en mi pecho y tus tetas se oprimen entre tu cuerpo y el mío.
Tus manos pasan de la cintura, acariciando mi espalda, mi cuello y mis hombros. Es un beso increíble y deseo que no se acabe nunca. Vuelvo a besarte y a abrazarte. Otra vez me dejo llevar y mis uñas y mis dedos acarician tu cabeza mientras me concentro con los ojos cerrados en el fantástico beso. Tu lengua succiona la mía mientras que tus labios muerden una y otra vez los míos. Esto me calienta un montón. De nuevo, una vez más te aprietas contra mí y me besas. Me abrazas con fuerza y sigues besándome la boca, metiéndome la lengua entre los dientes. Empujo tu lengua con la mía y te la meto en la boca con pasión. Siento mi cada vez más dura polla apoyada sobre tu falda, frotándola de arriba a abajo contra tu pubis. Paso mi lengua por la comisura de tus labios. Luego paso a tu oreja y le doy unos buenos lametones, ¿te gusta?, noto como tu vello se eriza. Mientras besas mi cuello, acaricio tu espalda por encima del vestido, De la espalda bajo hasta tu culo, te lo agarro con fuerza por encima de la tela. Subo por tus caderas y acaricio de nuevo tus tetas. Gimes y me mordisqueas en el cuello. Me voy a correr de gusto… Te quito el sujetador (que en este caso únicamente desempeña un papel anecdótico, porque eso se te sujeta ello solito) suavemente y sigo acariciándotelas. Caben perfectamente en mis manos.
Tus pezones estan duros y sobresalen del resto de tu pecho. Se dejan pellizcar despacito y ruedan entre mis dedos. Lentamente continuo tocando tu cuerpo, recorriendo con mis manos tu cuello, seguido de pequeños mordisqueos y lametazos, mordisqueando los lóbulos de tus orejas y soplándote suavemente en el oído, rozando levemente mis labios con los suyos, acariciando tus pechos, y haciendo que disfrutes de cada segundo. No quiero que esto acabe nunca. Mis dedos bajan por tu cuerpo y siento tu olor y tu sabor impregnado por la humedad al quitarte las braguitas, luego los pantys… Me pongo a tus pies para reverenciarlos, acariciarlos, lamerlos… Dedo a dedo, pasando por la planta, voy lamiéndolos para ir lentamente subiendo por tus piernas disfrutando de ese espectáculo que es estar con alguien deseable y agarrándome a tu culo… Recorro cada centímetro cuadrado de tu cuerpo con lentos y largos lametazos. Introduzco mi lengua en tu ombligo para girarla dentro, fuera, alrededor… Desplazo mi atención a tus pechos para recorrerlos con besos pequeños y cariñosos, tocando tus tetas, sujetándolas, acariciándolas, chupeteándolas, manoseándolas suavemente, adorando sus dos pezones… Paso mis dedos por tus axilas y las beso y contemplo tu rostro apartándote el pelo de él y te meto mi dedo índice en tu boca, lubricándolo con tu saliva para llevarlo rápidamente a tu coño, poniendo la palma de la mano en tu pubis mientras recorro los labios de tu vulva lentamente sin abrirla… Mientras, continúo con tus pechos tragándomelos como si fuese a atragantarme, sujetando unos pezones que ya están tiesos, para volver a bajar hasta tu más sagrada zona… La tengo tan cerca, siento su placer, su aroma… Siento como su vello se levanta, como sus poros se abren… Te estrecho entre mis brazos y vuelvo a dejar que mis manos bajen por tu espalda hasta tener de nuevo tu culo entre mis manos. Lo cojo con fuerza y lo muevo acompasadamente de forma que se abra y se cierre a cada movimiento.
Deslizo mis dedos de un extremo a otro, deteniéndome donde sé que te gusta. Tus susurros son ya gemidos. Tu vientre roza mi pene. Lo acaricia con fuerza. Mi erección es ya tremenda, temo correrme si siguo. Deseo correrme, pero no aún. Comenzamos a quitarnos la ropa. Te agarro por los hombros Y te voy dando la vuelta mientras acaricio tu cabello y te doy pequeños tirones en el pelo. Me coloco a tu espalda mientras tú no dejas de restregar mi pene contra la calidez de tu culo. Giras tu cabeza y me entregas tu lengua que yo chupo, absorbo, lamo… Beso tu cuello desnudo con mis labios. Beso tus hombros pasándoles la lengua llena de saliva. Mordisqueo el lóbulo de tus orejas. Masajeo tus tetas haciendo girar mis dedos en tus pezones. Suavemente, te hago recostarse contra el respaldo de un sillón cercano. Quiero acariciar tu culo, observar sus redondeces, chuparlo, morderlo. Das un suspiro que me hace comprender que mis caricias son deseadas. Llevo mis manos a tu pubis, con todo su vello afeitado excepto un suave triángulo en el monte de Venus donde conservas unos pelillos negros como el azabache y suaves como la seda. Pienso que te gustaría ser acariciada allí, con la piel desnuda. Paso mis labios por sus redondeces. Mis besos son cada vez más decididos y exploro todo con mis labios. La piel allí está húmeda, ¡Uhmmmm! y me embriago con su olor, con ese olor entre salado y dulce que tanto nos agrada a los buenos degustadores. Recorro con la lengua los labios externos de tu vagina y mordisqueo tu clítoris. Está duro.
Es fácil de encontrar. Se hace notar. Mi lengua le da vueltas y de vez en cuando un chupetón profundo y prolongado. El movimiento espontáneo de tus caderas hace que pase toda tu raja por mi boca. La beso profundamente mientras la punta de mi lengua presiona queriendo entrar en sus profundidades. Sigo besando embriagado por los olores y los sabores, por las sensaciones que siento. Introduzco mi dedo, mis dedos, casi la mano entera en tu coño y froto arriba y abajo.Suave al principio, con más ritmo ahora. Me haces tumbarme y pasas tu mano por mi pene erecto, recorriéndolo desde su base hasta la punta. Lo apollas sobre mi vientre y te introdues un testículo en tu boca llena de saliva. Le das un chupetón y coges el otro para hacer lo mismo. Chupas la base y sus zonas próximas. Empiezas a pellizcarme mis pezones y sigues por mis huevos. Continuas pasando tus manos por todo mi cuerpo, ya estoy a cien, mientras rozas tus dedos con mi pene. Empiezas a meneármela, lentamente, más rápido… ahora mucho más rápido, cada vez a mayor velocidad. La corrida va a ser de las que hacen época, siento en todo mi cuerpo que el volcán en erupción en que se ha convertido mi polla va a explotar, ¿Porqué paras?… todo lo que podía haber sido se ha quedado en nada. Vuelves a empezar…Repites la operación, una, dos, tres veces más sin permitirme llegar nunca al orgasmo. Nos levantamos. Te abro de piernas y acaricio tus muslos. Arrodillado ante monumento tan grandioso, no puedo hacer otra cosa que comértelo… Mi lujuria recorre todo mi ser mientras tú empiezas a estremecerte y no dejas de pedirme que siga y no lo deje. Estás gozando, lo noto. Me coloco arrodillado debajo de tu coño, mientras tu me tienes en tu poder pasando tus dedos por todo mi cuerpo y tocándome la polla.
Mi lengua mojada recorre todos los alrededores de tu agujero tan bien depilado. Mi dedo ya ha apartado los labios y los ha dejado para introducirse en tu coño y mi lengua se dirige directamente a tu clítoris. Me muevo al compás que me marcas, te lo chupo, te lo acaricio, te lo succiono, te lo lamo… Todo lo rápido que puedo. De arriba a abajo, de derecha a izquierda, en círculos… Mientras, hago lo mismo con el dedo índice en la parte superior de tu vagina. Me repites una y otra vez que siga, que no lo deje. Siento como mías cada una de tus sensaciones. Lo hago una y otra vez, de derecha a izquierda, de arriba a abajo, en circulo. Sigo tal y cómo tu deseas, y continúo… hasta que te corres… Ahora tu agarras mi pene erecto. Lo agarras por la base y con la punta de tu nariz comienzas a subir por mi pollla rozándole muy suavemente desde los huevos hasta el glande. Echas su piel hacia atrás y le das un besito en la punta. Doy un pequeño gemido, me vuelves a soltar haciéndome esperar ansioso el momento en que empieces a comerme mi polla. Allí estoy, tumbado, completamente a tu merced y esperando que actúes. Te contoneas acaricias mis caderas y pellizcas mis pezones entre tus dedos al tiempo que mojas tus labios. Me gusta el espectáculo y empiezo a masturbarme. Al fin te agachas y cambias mi mano por la tuya haciéndome un lento masaje en la piel de mi pene. Me abres las piernas y con tus tetas empiezas a rozar mis pies, mis muslos, rozas suavemente mi polla y subes con tus pezones dibujando mi cuerpo hasta ponerme tus tetas en la cara. Después sacas tu lengua y, empezando por la frente, vas de vuelta hacia abajo lamiendo mi cara, mis labios, mi cuello, mi pecho, mi ombligo, el interior de mis muslos hasta llegar a mis tobillos, de regreso a mis huevos que lames suavemente y recorres mi polla con tu lengua hasta llegar al frenillo donde tu lengua da unos golpecitos y tus labios besan mi capullo.
Ahora rodeas la punta de mi polla con tus labios y apretándolos vas bajando lentamente hasta tenerla casi entera dentro de tu boca. Subes y bajas tus labios observando mi cara de vez en cuando, que es todo un poema; con los ojos cerrados, me retuerzo, gimo y hago muecas de todo tipo. Te parece que disfruto intensamente de tu mamada. De vez en cuando sacas mi polla de tu boca y la pasas entre tus pechos, volviendo después a la operación de chuparla lentamente, con ganas, con ternura. Estoy muy excitado mi cuerpo se tambalea. Observas que estoy punto de correrme, paras por completo todas tus operaciones, te separas de mi, te estás ganando una ostia, y te pones en pie de nuevo. Sonries y vuelves de nuevo a la carga, (te perdono lo anterior). Empiezas a darle largas mamadas a mi polla, metiéndotela completamente en la boca, sacándola luego hasta la altura del capullo y volviéndotela a tragar entera de nuevo después. Usas tu boca como si fuera tu coño, moviéndola arriba y abajo en un continuo, rápido y placentero vaivén. Yo gimo y resoplo…, me voy a correeeeeeeeer!!!!!!. Retiras un poco tu boca y la pones cerca de mi polla, lista para recibir todo el esperma que salga. Mi leche te alcanza de lleno…. El primero en la boca, en la frente, en la mejilla, y en tu precioso pelo rubio…. Saboreas mi semen, te lo bebes limpiando mi polla de todo rastro de eyaculación. ¡Uuuuuffffffff!. Déjame fumar un cigarro, sólo uno y seguimos.
Te colocas de pie con las piernas abiertas sobre mi, a los dos lados de mi cintura y comienzas a hacerme un baile sensual agachándote hasta casi rozar mi nuevamnete erecta polla, pero sin tocarla, yo sin embargo estoy deseando follarte. Sudo y tiemblo, estoy tremendamente excitado. Te colocas en cuclillas sobre mi, me agarras por la base del pene y con su punta haces dibujos entre tus muslos. Cierro los ojos y te suplico. Me haces rabiar un poco más y vuelves a levantarte. Te das la vuelta y, con las piernas abiertas como antes, bajas ofreciéndome tu espalda y con tu culo rozas mi polla. Con tus uñas arañas suavemente mis muslos. Te colocas de nuevo sobre mi y lentamente acercas la punta de mi pene a tu rajita pasando por tu vello púbico, por tus ingles… Sigo desesperado mi cuerpo se arquea. Mi cara y mis palabras te suplican. Pones mi tenso miembro a la entrada de tu coñito y lentamente, arrodillándote con suavidad, te lo metes por completo. Los dos gemimos. Pones tus manos sobre mis hombros y, flexionando las caderas con suavidad, comienzas a meter y a sacar mi polla dentro de tí. Yo solo alcanzo a abrir los ojos de vez en cuando para ver cómo mi pene se cuela en tu húmedo coño.
Tus tetas se mueven al compás de este magnífico polvo… Mojas tus labios. El ritmo se va acelerando poco a poco. Mi glande casi sale por completo de tu sexo y de repente vuelve a entrar hasta el fondo. Tu culo choca contra mis huevos. Nuestras manos acarician nuestros cuerpos y mi polla entra y sale con un ritmo cada vez más acelerado dentro de tu coñito. Me paro y nos damos la vuelta. Ahora tu estás debajo de mi. Me abrazas la cintura con tus piernas y yo clavó mi pelvis contra tu sexo, perforándote de nuevo. Mis embestidas no van a tardar en darte un nuevo orgasmo, comienzas a chillar, aumento el ritmo. Cada vez estamos estamos más excitados. Siento tus flujos escurrir por mis huevos, mis muslos, mi culo… no aguanto más… voy a correrme. ¿Me sientes en tu interior inundarte con mi leche?. ¿Notas el calor de mi semen chocando contra las paredes de tu vagina?… Vamos a quedarnos abrazados unos minutos y unidos, hasta que mi polla se desinfle por completo. Callados durante un rato, simplemente dejando que nuestros cuerpos sueñen nuevas sesiones de besos y caricias. Mientras tanto, la radio dejó de sonar… las pilas se agotaron.